“El agua, su calidad e impacto en la salud”.José Dacosta.

Se ha preguntado usted, estimado lector, acerca de qué es lo que haremos en México cuando se llegue a escasear por completo el agua para consumo humano al estarse “privatizando” o mejor dicho, concesionando la explotación comercial del vital líquido a empresas privadas y que gracias al apoyo y beneplácito del propio gobierno federal, a través de la Comisión Nacional del Agua (CNA) y de manera acelerada se ha replicado en todo el territorio nacional, lo cual trae y e incrementarán considerablemente múltiples problemas de incontrolado abasto para la población, ya que la mayor parte del agua es proporcionada a las principales empresas vitivinícolas, embotelladoras de cervezas, refrescos y lecheras.
Además, de que, sabemos que importante cantidad de agua podría ser utilizada para la práctica de extracción petrolera conocida como “fracking”, misma que ha sido prohibida en más de 14 naciones, porque viene implícito serio deterioro para la mayor parte de la población, al contaminar con más de 600 sustancias químicas, donde muchas de éstas son agentes cancerigenos; además de que contaminan los mares, el agua, la flora y fauna marina, no se diga del aire.
Se estima que unas cuantas empresas transnacionales controlarán el agua y se provocarán problemas sociales (e incontrolables rebeliones populares), por el acceso al agua para consumo hmano y agrícola.
Tan sólo, en nuestro país, la compañía refresquera Coca-Cola utiliza más de 750 mil litros de agua diariamente, con las consecuentes ganancias multimillonarias, equivalente capacidad para el abastecimiento de poco más de 10 mil personas.
No olvidemos que fue durante el sexenio del entonces presidente Vicente Fox Quesada cuando se iniciara con gran ahínco la concesión del agua a las grandes empresas extranjeras; recordemos que antes de que ese personaje político fuera gobernador del estado de Guanajuato se desempeñó como director ejecutivo, en México, de esa transnacional.
“Contaminación del agua: problema de salud pública”.
Ya desde finales del año 2012 existían suficientes alertas médicas por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS)acerca del severo problema de la contaminación de aguas subterráneas conteniendo elevados niveles de arsénico en el agua potable y en alimentos, con gran impacto para la fauna animal, flora y la salud humana.
Gran parte de ello es causado por las inadecuadas prácticas mineras que se realizan en México, Estados Unidos de América, Bolivia, Chile y Argentina.
Por cierto, en México durante el sexenio del presidente -de filiación priista-, Carlos salinas de Gortari, específicamente el día 6 de mayo de 1992, cuando se modificó la Ley Minera para concesionar a este sector a particulares, hasta por 50 años y se derogaron impunemente los impuestos a la extracción de minerales y además, por si fuera poco, se privatizaron las minas estatales.
Salinas de Gortari se encargó de entregarles 6 millones 600 mil hectáreas de reservas nacionales a los siguientes grupos empresariales: Carso (Carlos Slim Helú), Peñoles y Grupo México. Actualmente, las compañías mineras poseen 25 millones 386 mil 611 hectáreas (13% del territorio mexicano) para su goce y explotación.
Volviendo al tema central que nos ocupa, la prolongada exposición del arsénico causa cáncer y enfermedades en la piel, entre otros mortíferos males para la salud humana, como son: enfermedades cardiovasculares, el sistema nervioso y diabetes, entre otras más.
La gente se expone al arsénico al ingerir agua contaminada y en la preparación de alimentos contaminados, o por la misma irrigación de campos agrícolas que utilizan agua de ese tipo.
Los inmediatos síntomas por arsénico son: vómitos, dolor abdominal, diarrea, seguidos por parálisis y temblores en las extremidades, calambres y en casos extremos, la muerte.
De acuerdo con lo expresado por la investigadora universitaria, adscrita al Instituto de Geofísica de la UNAM, Aurora Armienta, en algunas zonas geográficas del territorio mexicano se registran características tectónicas y geológicas que propician la presencia del arsénico, además de que las personas también favorecen la contaminación del suelo y subsuelo.
Los orígenes del arsénico en México se deben a la mineralización y a los procesos denominados como evaporación, adsorción-desorción y también por los sistemas hidrotermales.
Por cierto, las inadecuadas operaciones de las empresas mineras favorecen la contaminación de los suelos, las aguas superfificlaes y subterráneas, ahí pueden constatarse las concentraciones por demás elevadas del arsénico en la vegetación.
Otros productos de la minería, que al igual del arsénico son muy peligrosos encontramos a los siguientes: plomo, cadmio y mercurio.
Ya el propio reconocido investigador y experto en problemas del agua, adscrito al Centro de Geociencias de la UNAM, Campus Juriquilla (Querétaro), doctor Marcos Adrián Ortega Guerrero, advertía oportunamente de casos como el que desde hace varios años se han registrado en la Comarca Lagunera (Coahuila y Durango), por causa de diversos procesos coexistentes, ya que se liberan importantes cantidades de arsénico hacia algunas aguas subterráneas (desorción y disolución de óxidos de hierro), de la evaporación y oxidación de sulfuro que aunado al inadecado manejo del agua ha propiciado la exposición al contaminante reflejándose en la salud de las personas que habitan por esa zona.
Peor aún nos irá a los mexicanos expuestos a la nociva “Ley Nacional de Aguas”, que surgió del denostado “Pacto por México”, acuerdo suscrito  el día 2 de diciembre del año 2012, en el Castillo de Chapultepec (Ciudad de México), que fue avalado por el presidente Enrique Peña Nieto, por los entonces presidentes nacionales del PAN, Gustavo Madero Muñoz, Jesús Zambrano del PRD, Cristina Díaz del PRI.

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