Este miércoles, un grupo de defensores de los derechos de los animales se congregó frente al Tribunal de Justicia de la Federación para exigir la pena máxima para el asesino de Athos y Tango, dos perros que perdieron la vida de manera trágica. La activista Zuemy Roldán, una de las voces más prominentes en la defensa del bienestar animal, expresó con firmeza que “esto es totalmente injusto. Esto nunca debió de haber pasado. Y si esto ya sucedió, bueno, pues debería de haber una pena, como la que se dictó en la primera sentencia, se debería de haber cumplido”.
La indignación se intensificó cuando se conoció que, tras la sentencia inicial que imponía 10 años de prisión y una reparación del daño de más de 2 millones de pesos, la penalización fue considerablemente reducida a una simple multa de 10 mil pesos a nivel federal. Esta medida ha desatado un clamor popular por justicia, tanto en el ámbito de protección animal como en el respeto a las sentencias basadas en la gravedad de los actos.
Un grupo de manifestantes no solo se reunió en el Tribunal de Justicia de la Federación, sino que también se trasladó a las afueras de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para amplificar su petición, creando un ambiente de solidaridad y determinación entre quienes demandan que se respete la primera sentencia y se logre un cambio significativo en la legislación sobre el bienestar de los animales.
