La irrupción de la inteligencia artificial (IA) generativa en las aulas de educación superior en México está transformando la manera en que se enseña y se aprende, generando un debate ético entre académicos y estudiantes sobre su implementación. Aunque la IA ofrece oportunidades para enriquecer los procesos educativos, también plantea desafíos relacionados con la autenticidad del trabajo académico.