FUERTES CONTRADICCIONES DEL PAN: ALFIL

TRAS LA VERDAD

La fracción parlamentaria del PAN en la Legislatura Federal, con su líder nacional por supuesto, entre otras propuestas pretenden reducir las prerrogativas a los partidos políticos hasta en un 50%, ello como parte de su política anticorrupción. Sin embargo olvidan que ellos mismos aprobaron en las últimas reformas un exorbitante aumento a esas prerrogativas que hoy proponen reducir.

 En Querétaro de inmediato emularon la misma propuesta y por medio de la dirigente municipal acogen la inquietud. ¡Ah! Pero también olvidaron que en las reformas a la Ley Electoral del Estado de Querétaro, publicadas apenas el 29 de junio de 2014, ellos –mayoría- también aprobaron el incremento porcentual “agresivo”; mucho muy alto en comparación con la vieja legislación.

 Del 20%, se fueron al 75%, en relación con el salario mínimo, artículo 37 de la Ley Electoral vigente, misma que se remite a la Ley de Partidos General de Partidos Políticos, a través de las reglas que ahí se establecen. Abusaron del presupuesto público. Y como en este precepto local no se sabe –porque no se dice nada- a cuánto asciende el porcentaje, nadie lo tomó en consideración; pero, oh sorpresa, el aumento fue casi del 600%. De tal suerte que si le bajan el 50%, aun es bueno el porcentaje que seguirían recibiendo. Por lo pronto para el año que viene, se estará aplicando la actual normatividad, así que estarían recibiendo ese enorme porcentaje autorizado, aprobado por quienes ahora piden se baje el financiamiento público de los partidos políticos. Doble lenguaje ¿A poco no?

 De tal suerte que en poco más de un año ya no están de acuerdo con lo que ellos y los demás legisladores aprobaron; ahora se les hace mucho, cuando antes nada dijeron. Pero como se trata de una campaña “anticorrupción” hay que estar a tono de la misma para ser creíble la propuesta de reducirle el dinero público a los partidos políticos, vía prerrogativas o financiamiento público. Y si por ese camino van, de una vez que lo apliquen a las prerrogativas que reciben los legisladores; pero no, por el contrario esas pretenden incrementarlas ¿Quién los entiende en este juego anticorrupción?

 Ahora que, pensando en lo que viene para el año próximo, que son 13 elecciones estatales, entonces la propuesta resulta atractiva para el electorado y a este hay que engancharlo con lo que sea con tal de que vote por la fuerza política que corresponda, en este caso el PAN, que se ha montado en la publicidad de la anticorrupción. Pero la mayor parte del electorado no está de acuerdo con todos los partidos políticos, así que, si el engaño no resulta puede ser contraproducente.

 Máxime considerando que, de conseguir el objetivo de reducir el financiamiento público con sus 108 votos que tienen en la nueva Legislatura Federal, sería todo un éxito político. Sin embargo, de ser así, la reforma no aplicaría para las elecciones del 2016, de tal suerte que también es un juego perverso, dado que las reglas para el otorgamiento de financiamiento público se aplican en el momento y el INE ya envió el presupuesto de egresos para el año próximo ¡Lástima!

Nada se aplica retroactivamente en perjuicio, así que, la nueva legislación les perjudicaría y pugnarían otros porque no se les aplicara. Hagamos un parénesis. En Querétaro el PAN tendrá mayoría y con los 13 votos que ejercerá en la siguiente legislatura -que inicia el 26 de este mes- es más que suficiente para que reformen la Ley Electoral o cualquier otra norma sin necesidad de otra fuerza política. Esa es diferencia cuantitativa.

 Aún así, la Ley vigente en materia electoral deberá aplicarse en el financiamiento público tal como está; con zendo incremento del 75% en relación con el salario mínimo –ya no el 20%-  y los votos obtenidos, con la pate igualitaria que se sigue aplicando para todos, el dinero que empezarán a recibir los partidos en Querétaro será una muy buena cantidad de recursos públicos, sobre todo con la regla matemática de: quien más votos tiene, más dinero recibe.

 Al final todo parece indicar que en esta materia la propaganda política del combate a la corrupción no es del todo buena. Que sí es adecuado bajar el financiamiento, es cierto; que no debe financiarse con recursos públicos tan altos a los partidos políticos, también es cierto. Sobre todo considerando tantas necesidades urgentes de la población. Pero, por medio del engaño publicitario no se vale lucrar, mucho menos pretender que forma parte de una campaña anticorrupción.

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