“Impunidad y desprestigio en la era de Peña Nieto” Jesús Roldán Acosta.

“Frecuencias”

La actual administración federal, “encabezada” por el presidente Enrique Peña Nieto se empecina en atraer nuevas e importantes inversiones extranjeras hacia nuestro país, aun y cuando lo que se muestra en el exterior son constantes imágenes de todo lo negativo que sucede en territorio mexicano como son: corrupción, impunidad, inseguridad y constantes deplorables sucesos relacionados con la presencia del crimen organizado, que amenaza con dislocar a nuestro país, con la consecuente y fuerte carga emocional que trae aparejada.

Lo antes expuesto abona incisivamente en la suma de yerros gubernamentales que incrementan el desprestigio internacional, derivado, entre otros casos por la reciente fuga, para muchos, inducida para que el preso de la crujía número 20, alojado en la cárcel de “Máxima seguridad”, Joaquín “El Chapo” Guzmán pudiese salir tranquilamente, auxiliado por parte de algunos (o muchos) encargados de vigilar las instalaciones del Altiplano, antes conocida como “Almoloya”, en el Estado de México.

Sobre todo si atendemos a que Guzmán Loera ha sabido tejer muy bien redes de complicidades con empresarios y políticos de todos los niveles jerárquicos e incluso se ha estado aliando con sus enemigos (en los estados de Morelos, Chihuahua y Baja California), con la consecuente y reducida incidencia de homicidios. Extendiendo así su territorio y liderazgo, sustentado en la franca impunidad de las autoridades federales y estatales.

La segunda “fuga” de “El Chapo” ha impactado en la menguada imagen interna e internacional de la credibilidad del presidente Enrique Peña Nieto y en su volátil afán de fomentar nuevos negocios en México.

Por otro lado, la instrumentación de la política energética –que según lo manifestado por el propio Enrique Peña Nieto- iba a sacar del atolladero de las finanzas públicas mexicanas, ha sufrido serio revés, lo que se esperaba de ésta ha sido un fracaso, faltan empresas extranjeras que se interesen por invertir en nuestra nación; requieren certeza jurídica y de certidumbre en cuanto a la seguridad y tranquilidad para sus inversiones.

De esa manera, las Reformas estructurales (financiera, energética, de competencia económica, de telecomunicaciones, fiscal) no rinden frutos esperados y prometidos a la población y el crecimiento económico se estancó alrededor del 2%, por debajo del crecimiento anual de las tres últimas décadas y distante del anhelado 5%.

Por otra parte, la Reforma educativa no logra consolidarse; además, la Reforma de la transparencia y de la Anticorrupción aún no le convence a nadie.

En cuanto a “El Chapo” Guzmán, como bien refiere el investigador-académico especialista en temas de seguridad y narcotráfico adscrito a la Universidad de Columbia (Ciudad de Nueva York, EUA), Edgardo Buscaglia, “sólo a él le falta que a través de diversos mecanismos pueda comprar deuda con dinero sucio para después lavarlo vendiendo los Bonos del gobierno mexicano”.

Este tipo de mecanismos los puede lograr si controla el sistema político con más facilidad, ¿Le faltará mucho para lograr esto último?

No hay que subestimar más a Joaquín Guzmán Loera, éste, inteligentemente conoce cómo configurar sus amplias y versátiles redes; gusta de hacer alianzas y diversifica sus participaciones de mercado, más allá del nicho de los estupefacientes.

De continuar así, no tardará en situársele como cabeza presente y transforme los intereses que representa en un grupo empresarial muy cohesionado y organizado, similar a la multi reconocida mafia internacional japonesa “Yakusa”. No sería descabellada la idea de que todo ese “holding” pudiese escalar operaciones de tan alta envergadura que posibilite la conformación de un “nuevo orden mundial”, similar al que unos cuantos grandes capitales financieros y de empresarios –muy influyentes y que articulanen su propio beneficio, de acciones desestabilizadoras de algunas naciones- insertos en el denominado “Club Bilderberg”, (como bien lo analiza Daniel Estulín en su libro “El Imperio Invisible”), mismo que desde hace mucho tiempo moldea e imponen sus correspondientes expansiones del mercado mundial.

La “Yakuza”, es la estructura nipona considerada como la número uno, le sigue en orden de importancia, la mafia rusa, las italianas Ndrangheta y Camorra; el quinto sitio lo ocupa el Cártel de Sinaloa.

“El Chapo” buscará tener mayor presencia exitosa incrementando la cooperación (y “respetuosa”) con las principales redes criminales, evitando las airadas, innecesarias y desgastantes competencias entre sí; querrán con ello entrar en la Negociación de “Ganar-Ganar”. Apoyándose en alianzas entre grupos delincuenciales y estableciendo acuerdos con la alta clase política.

No se descarte la idea de la incursión en los sistemas financieros internacionales, donde prevalece el flujo de dinero en los sistemas bancarios, en bienes raíces, en bolsas de valores, que les sirva para articular mayores esfuerzos para su conglomerado empresarial.

Todo lo anterior ha surgido de la brillante mente y sagacidad de una persona que únicamente llegó a cursar el tercer grado de educación primaria.

Mientras tanto, en los Estados Unidos de América, se le considera como la nación que agrupa el 5% de la población del orbe terráqueo y su gente consume el 25% de la droga mundial.

A su vez, en esa nación existen poco más de 2.2 millones de personas que se encuentran encarceladas, muchos de ellos purgan sentencias por encontrárseles culpables de actuar en el mundo del consumo y venta de drogas. Esto tomó más fuerza en la administración del entonces presidente Richard M. Nixon, con la era del prohibicionismo, que propició la mayor incursión de los grupos denominados “Cárteles”.

Twitter:@Jroldana

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