LA LLUVIA DIO TREGUA A CONSTRUCTORES: HÉCTOR PARRA

TRAS LA VERDAD

Medio mes y la lluvia no se ha dejado sentir en Querétaro, un alivio para los constructores que han tardado toda una “eternidad” en la realización de las obras públicas; también para los trabajos de “bacheo” en la Ciudad Capital. Y ni así les alcanzó el tiempo.

 Trabajos mal hechos y sucios en su ejecución. Los constructores se han empeñado en dejar regado el material de las obras por donde las realizan. Con las lluvias era un lodazal –con la tierra negra- o el tepetate que era arrastrado por las calles hasta las alcantarillas. Lo curioso es que nadie los vigila y sanciona, al menos no se informa de lo contrario. Hacen lo que les place.

 “Religiosamente” descansan los fines de semana y dejan las obras abandonadas. No avanzan y poco les importan las molestias que ocasionan a los queretanos con los desvíos y congestionamientos viales, total, que se aguanten, seguramente lo han de pensar esos constructores. Es en verdad una ofensa.

 Lo más grave de todo esto, que con las lluvias se atrasaron los trabajos; y ahora que no llueve no avanzan, continúan con la lentitud, no laboran los fines de semana y con esto de las fiestas patrias, pues también aprovecharon el puente y no trabajaron.

 Tampoco se vieron las cuadrillas de trabajadores “reencarpetando o bacheando”, los contratistas también descansa durante la tregua de la lluvia. Y según los meteorólogos la temporada se extenderá hasta finales del mes próximo. Y ni así avanzan los trabajos.

 Pena ajena lo de la apertura provisional del Jardín Obregón o Zenea, a la llegada de la semana de las fiestas patrias, los constructores tuvieron que desmantelar el “fortín” en que se había convertido, quitar las murallas de triplay y limpiar el Jardín para que estuviera más o menos presentable para el 15 y 16. Las quejas no se hicieron esperar por lo inconcluso de la obra.

 Los comerciantes se asentaron en los alrededores del Jardín para la vendimia de toda clase de alimentos; esperamos no se hayan manchado los nuevos adoquines de aceite, y tantas cosas que regularmente tiran tanto comerciantes como consumidores, que poco les importa cuidar las obras públicas –no se vayan a molestar, es cierto-. No había más remedio que abrir para que se pudiera albergar a las miles de familias queretanas y turistas que nos visitaron.

 El día 15 d septiembre la Ciudad s volvió un caos vial, un nudo, un laberinto; calles cerradas por obras y calles bloqueadas por los festejos. Fue inaudito lo que se vivió y el festejo se volvió conflicto para miles de automovilistas y usuarios de transporte público. No se podía avanzar y como siempre, los elementos de tránsito por ningún lado, nadie que coadyuve a hacer menos trágico el momento.

 Total, que las fiestas patrias han concluido, las lluvias continúan dando la tregua y los señores de la construcción no avanzan ¿Acaso les pagarán por día? O ¿Tal vez les paguen a destajo? Si es así, vaya negocio. Pero, no lo creo, deben cobrar por obra determinada y ni así se apuran los constructores. A ver cuándo logran terminar los trabajos de las obras públicas actuales, realizar buenas obras, limpias y de calidad ¿Es mucho pedir? ¿Qué los queretanos no lo valen? Preguntas sin respuesta.

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