QUEJAS ANTES NO EXPRESADAS CONTRA UBER

TRAS LA VERDAD
Continúa la descarada competencia –sin control- entre la plataforma particular de Uber –taxis ilegales- y los concesionarios de taxis. Calzada justificó en agosto del año anterior con una simple declaración: ellos usan una plataforma tecnológica y es una opción interesante. Desde entonces el gobierno ha tolerado y sigue la competencia desleal en la prestación del servicio de transporte público y “particular”.

Los antecedentes fundados confirman que Uber se ha filtrado en 300 ciudades de 57 países, entre ellos México. Ya trabajan en el DF, Guadalajara, Monterrey, Tijuana y Querétaro. Hace rato rebasaron el medio millón de usuarios. Se dice que Uber trabaja en ciudades consideradas importantes, en las que abunda el dinero, de tal suerte que la colocación de la plataforma tecnológica ha sido todo un éxito a pesar de la falta de regulación; en Querétaro hay tolerancia de las autoridades en la materia. El gobierno anterior, en su momento solo atinó a decir que era un asunto para estudiarse; el responsable del tolerado desorden, entonces Jorge López Portillo, Secretario de Gobierno, en lugar de regular el irregular negocio del transporte público privado –dijeron entonces- le entró al prospero negocio.

Ahora resulta que el coordinador de la fracción parlamentaria del PRI, en la LVIII Legislatura, Mauricio Ortiz Proal, exige a las autoridades ponga orden; en su petición lo acompaña la diputada de Nueva Alianza María Alemán. Lo curioso e interesante de la exigencia es que, antes no dijeron absolutamente nada, no hubo crítica alguna y fueron tolerados. Hoy, ya en la oposición política y sin el gobierno, piden orden para evitar que los taxistas estén en desventaja; exigen se regularice a los “taxis piratas”. Se les olvida a estos diputados que ellos pueden hacer iniciativas de ley para poner orden en esta materia del transporte público, crear nuevas modalidades, de ser necesario ¿Entonces por qué exigirle al gobierno si ellos pueden hacer el trabajo?

Desde entonces la empresa se ha fortalecido económicamente. A nivel mundial consideran un valor de 50 mil millones de dólares, el costo de la plataforma de Uber, por lo tanto, la empresa más valiosa y en México -entiéndase también Querétaro- han generado ganancias que superan los mil 80 millones de pesos en 6 meses, de los cuales 216 millones se quedan en el bolsillo de la empresa. Buen negocio y sin regulación legal ¡Al margen de la ley!

Desde el pasado sexenio los empresarios de los “taxis piratas” Uber, argumentaron entonces que tenían la plataforma de transporte privado más popular del momento, que habían sacudido a una industria que empantanada por décadas; que ellos elevaron el servicio a las expectativas de los Smartphone –teléfonos inteligentes-, por medio de un control remoto para la vida real. Lo cierto que en Querétaro ha gustado entre la juventud que se mueve por las noches en los antros, jóvenes que, con una simple llamada en pocos minutos tienen el “taxi privado” en el domicilio del cliente; en lugar del viejo taxi amarillo Además con la modalidad de pagar con tarjeta de crédito o debido, no hay dinero efectivo de por medio.

A ello, justifican, se agrega la seguridad –según versión de los jóvenes- razón para hacer uso de la plataforma electrónica de moda. En tanto que en los choferes de los taxis tradicionales sufren asaltos, encajuelados y homicidios, de ahí la manifestación de taxistas realizada la semana pasada exigiendo seguridad. Los “choferes” de Uber siempre bien presentables en vehículos limpios. Y así la desleal competencia avanza sin control alguno de las autoridades, evaden obligaciones fiscales.

El negocio es entre particulares dijeron desde entonces; los que cobran por el servicio y los dueños de la plataforma quienes controlan los ingresos, estos se lleva un porcentaje de cada viaje. Por ejemplo, dejan el 20% los del servicio “Uber X” o 30% “Uber Black”. Es servicio de transporte “con clase”, justifican los nuevos “empresarios del transporte”, con la ventaja para ellos de no ser dueños de un solo auto, solo administran a los dueños y los coordinan por medio de la plataforma. O sea que, los empresarios de esta modalidad de servicio de transporte público otorgan las concesiones en lugar del gobierno, como lo establece la ley de la materia. Por lo tanto los diputados deben controlarlos por medio de las normas jurídicas, crear las leyes en la Legislatura. Y con eso del gusto por crear más impuesto, esta es una ventana de oportunidad para ingresar recursos públicos a la hacienda estatal y tal vez hasta municipal.

Los empresarios están a la vista, no se esconden ni se intimidan ante la autoridad. Entre ellos está Andrea Bermúdez, gerente de Marketing, en nuestro país; Roberto Fernández, Gerente Senior de Opereciones. En Querétaro tenemos a la señora Rocío Paniagua. Nadie los molesta, desde el sexenio pasado siguen con su empresa cada día más fuerte.

En cuanto al marco legal, la Comisión Federal de Competencia Económica –Cofece- llegó a sugerir que se reconozca formalmente la prestación de esto servicios como una nueva modalidad o categoría de transporte. Pero, el exceso del abusivo liberalismo lo propuso el Director Adjunto del Instituto Mexicano para la Competitividad –IMCO-; este sujeto dijo que la cuestión legal debe dejase a un lado y en su lugar fomentar más iniciativas similares a través de la reducción de barreras de entrada para la competitividad.

Y desde entonces continúa la tolerancia a los “taxis piratas”, no se les molesta y la nueva administración nada ha dicho al respecto ahora tan en boga el tema de la movilidad de los queretanos. Así las cosas, Mauricio Ortiz y María Alemán bien pueden empezar a trabajar en una iniciativa de ley para regular este servicio. Y si los cientos de concesionarios se ponen de acuerdo para crear su plataforma digital para emular el servicio por medio de los teléfonos inteligentes, deberán invertirle y seguramente crear una controladora como hoy lo hacen aquellos que, por medio de la radio, se organizan rudimentariamente entre ellos, dejando al usuario en segundo término. Abran pues esta ventana de oportunidad.

Héctor Parra Rodríguez

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