Un caso para “La Araña”

Pensemos por un momento: Si usted quiere causar daño (agredir) a una persona sin que se den cuenta de quién lo hizo, ¿Cuál es el lugar y el momento adecuado? Obviamente no es un sitio público, ni cuando esa persona está rodeada de una veintena de amigos o seguidores y, peor aún, en la vía pública en donde hay una cámara de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal que sí funciona.

Es sospechoso que quienes atacaron a Arturo Rueda Zamora lo hayan hecho en tales condiciones. Es decir, con todas las condicionantes para que hubiera “evidencia” de que lo golpearon.

Pero bueno. Aceptemos esta situación. La escena captada en la cámara referida, muestra el momento en que dos personas llegan hasta donde se encuentra el referido comerciante queretano y le propinan un golpe. Es decir, no querían lastimarlo; querían “meterle un susto” o, de plano, iban únicamente a causar una herida para que se “certificara” que, efectivamente, fue atacado.

Es sospechoso (otra vez) que quienes lo atacaron (dos personas) se hayan abalanzado sobre él y dieran un golpe. No más.

Pero bueno. Supongamos que sigue siendo real. Eso sucedió el domingo 9 de abril. El miércoles siguiente (12 de abril), esta persona lesionada se reunió, poco después del mediodía, con un alto funcionario del gobierno del estado. Al salir de esa entrevista, declaró a los reporteros que sospechaba que el ataque que sufrió había sido ordenado por el gobierno municipal de Querétaro. Claro, no aportó prueba alguna para sostener su dicho; era solamente una suposición.

Una semana después, la Fiscalía General del Estado informa, mediante un comunicado de prensa, que había detenido a tres responsables de la agresión: los dos actores del ataque y, supuestamente, al autor intelectual.
Es en este momento en que surge una curiosidad más: dice Arturo Rueda que pudo “reconocer” a uno de ellos y asegura que es un inspector del municipio de Querétaro.

Si el referido servidor público municipal fue, supuestamente, el autor intelectual ¿Cómo lo identificó? Si fue uno de los que lo agredió ¿Por qué no dijo, el mismo día del hecho, que había sido ese inspector? Aunque me queda la duda si tuvo el tiempo suficiente y la posibilidad física de ver y reconocer el rostro de sus atacantes.

Permítame agregar otro detalle. El lunes 17 de abril, el Secretario de Gobierno del municipio de Querétaro declaró que el referido inspector acudiría ante un juez y sin amparo de por medio, con la intención de facilitar la investigación en marcha. Por la tarde, una decena de patrullas policiales rodearon su casa para detenerlo (como sucedió) ¿y evitar que por voluntad propia se presentara ante la justicia?

Parece un pequeño cuento de ciencia-ficción este caso sucedido en la colonial ciudad de Querétaro. Infortunadamente no lo es. Es la pura realidad.

Como dijera el exgobernador del estado, Ignacio Loyola Vera: Es un caso para “La Araña”.

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