“A definir por quién votar”. Jesús Roldán Acosta

“ELECCIONES DEL 2018”.
México con una población que hasta a finales del año pasado lo conformaban poco más de 120 millones de habitantes distribuidos en 32 entidades federativas contrasta de inicio con la amplia y gran dispersión territorial de los estados, destacan los elevados niveles de concentración de su gente, agrupada principalmente en unas pocas ciudades, como es la Ciudad de México, Guadalajara, Tijuana, Monterrey, entre otras, derivado del gran éxodo de sus lugares de origen, por no contar con fuentes de empleo, de mayor cobertura y de calidad educativa, además de aspirar a posibilidades de superación personal y familiar, entre otros aspectos fundamentales.
Notorio ejemplo es la Ciudad de México, que con sus 22 millones de habitantes la han hecho crecer de manera descomunal, con sus correspondientes requerimientos de servicios públicos básicos y de forma paralela aumentan los problemas sociales (convivencia vecinal, bajos niveles de tolerancia y de solidaridad social) al interior de las comunidades, barrios y colonias.
Por el contrario, encontramos  entidades como Baja California Sur, cuya baja densidad no pasa de los 637, 026 habitantes.
Se observa, además, el contraste de una gran brecha entre la población urbana que cuenta con ingresos siete veces mayores que aquellos que viven en áreas rurales de nuestra nación. Esta última representa el 22% del total nacional, cuyos habitantes se ubican de manera dispersa en más de 185 mil localidades geográficas.
Ambos contrastes y grandes elementos diferenciadores hacen  necesario proveer de los servicios públicos básicos y fundamentales para la gente, como son el acceso al agua potable y uso eficiente, por demás racional para el consumo humano, de servicios de drenaje, alumbrado público, seguridad pública, recolección de la basura, entre otros más inherentes a lo facultado para la acción cotidiana de los municipios.
La suma de lo antes descrito abona a las evidentes y actuales desigualdades socio-económicas, mismas que han sido aprovechadas como “ganchos” de las promesas y o propuestas de campañas electorales, por parte de muchos de los candidatos que a lo largo y ancho del país se están moviendo con sus respectivas “lógicas discursivas” para lograr la mayor cantidad de votos, vendiéndose como mejor “Marca” en el actual proceso electoral a concluir con las elecciones del  próximo primero de Julio.
A los candidatos hay que votarles de manera razonada y de acuerdo a los hechos o resultados mostrados por ellos; emitiendo nuestro sufragio sin miedo alguno, ni por ningún tipo de coacción.
Al respecto, es menester señalar que para el propósito de difusión de las campañas electorales actuales se ha dedicado la excesiva cantidad de 40 mil millones de pesos del presupuesto público federal, sobre todo si tomamos en consideración que México cuenta con poco más de 50% de su población en situación de pobreza y con poco más de diez millones de personas que viven en pobreza extrema.
Como bien lo ha mencionado el ex rector de la UAQ, doctor Gilberto Herrera Ruiz y actual candidato al senado de la República por la coalición “Juntos haremos historia” (MORENA-PES-PT), dicha cantidad serviría para el financiamiento anual de todas las universidades publicas del país.

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