Catástrofe del conocimiento, tras pandemia de Covid-19

El Diablo

“Nos enfrentamos a una catástrofe generacional que podría desperdiciar un potencial humano incalculable, minar décadas de progreso y exacerbar las desigualdades arraigadas”.

Así de preocupado y contundente se mostraba, en un mensaje en vídeo, el secretario general de la ONU, António Guterres, sobre el cierre prolongado de las escuelas en todo el mundo por la pandemia

En México, a pesar de lo que digan las autoridades, a pesar de que millones de alumnos tendrán clases por televisión, tendrán un regreso virtual a partir del día 24 de mayo, es claro que el ciclo 2020-2021 va a ser un curso fallido. Como lo fue el que recién terminó.

La mayor parte de los alumnos llegarán en agosto, al próximo curso, con lagunas y carencias de aprendizaje. Y así terminaran el 2020-2021: una catástrofe generacional.

Ante esta evidencia, lo prioritario ahora es centrar todos los esfuerzos en asegurar para el siguiente un plan de rescate escolar que permita compensar esas carencias.
Con especial atención a los alumnos más perjudicados por la falta de escolarización, que son los que soportan las condiciones sociales más adversas.

El regreso a clases queda limitado por estrictas reglas de higiene y de distanciamiento.

El cumplimiento de estas reglas resulta de vital importancia pues, como ha advertido, los niños se infectan y contagian, pero no presentan síntomas o son muy leves, de modo que pueden convertirse en un vector silencioso de una nueva expansión del virus.

Hay que tener en cuenta que repetir curso, en estas circunstancias, siempre es la peor solución, pues a la pérdida de un año se añade el estigma de la repetición.

Por otra parte, no todos los escolares tienen las mismas oportunidades de hacer frente a las circunstancias excepcionales, ni poseen los instrumentos tecnológicos necesarios para la enseñanza online, y ahora por televisión.

En el aula todos los niños tienen las mismas oportunidades de aprender, pero fuera de ella se reproducen y agravan las consecuencias de la brecha social.

Tampoco todos los profesores tienen las mismas habilidades para la educación a distancia.

La crisis del coronavirus está poniendo de manifiesto la necesidad de reforzar la formación de los docentes en el manejo de las nuevas tecnologías.

En el ámbito del bachillerato y universitario, este rescate debe incluir un cambio de normativa que, de forma excepcional, impida perder o no poder acceder a una beca por no alcanzar el nivel académico.

Es preciso, por tanto, abordar ya los planes de contingencia para el próximo curso que permitan mitigar los efectos de la crisis.

Y no es entregando uniformes, que no se van usar, ni útiles escolares, que no son la herramienta que requieren los alumnos.

Eso solo es parte del negocio gubernamental.

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