DESAPARECEN LOS CONSENSOS: HÉCTOR PARRA

TRAS LA VERDAD

Las y los diputados de la LVIII Legislatura reformaron el artículo 142 de la Ley Orgánica del Poder Legislativo, eliminando de una buena vez los consensos en la Junta de Coordinación Política, aplicando en lo sucesivo el simple “mayoriteo”.

 Cualquier mayoría en las bancadas se imponen en las sesiones de Pleno. Así de simple. Por esa razón en la Junta de Concertación Política, anteriores legisladores medianamente inteligentes consideraron que en este órgano de gobierno y de naturaleza eminentemente política, las decisiones deberían tomarse por consenso y no por mayoría; los coordinadores de las bancadas se veían obligados a realizar el esfuerzo de convencer a las partes para tomar acuerdos trascendentes.

 El trabajo de consenso se consideró imperante antes que la simple aplicación de la votación mayoritaria, era necesario convencer voluntades como parte del arte de la política. Incluso, de no lograr ese consenso, como última opción quedaba someter la propuesta a consideración del Pleno y este debía resolver por simple votación, acorde con las reglas de las votaciones por mayoría simple, calificada o mayoría absoluta.

 Sin embargo, parece que a las nuevas mayorías en la Legislatura no les agradó -por falta de oficio político- esa fórmula democrática de los consensos, para pasar en lo sucesivo a los acuerdos por simple mayoría; con una fórmula que raya en lo rebuscado.

 En el ámbito de los consensos, cada coordinador de bancada, sea grupo o fracción, representaba un voto en el seno de la Junta de Coordinación Política, por aquello de la individualidad y no del “peso político” que cada coordinador representaba según el número de integrantes de su partido. La fuerza de cada representante de bancada radicaba en el poder de convencimiento y no el los votos que cargaba en la bolsa.

 Sin embargo, por elemental lógica numérica, en el momento de cualquier votación en el Pleno, las mayorías ganan y se hacen valer cuando no llegan a los acuerdos a pesar de los esfuerzos que puedan hacer. Los grupos legislativos siempre buscan el apoyo de las demás bancadas para legitimar cualquier reforma, adición o abrogación de una ley. Eso se hace en cualquier democracia del mundo.

 Ganó la fuerza numérica a la razón política. De tal manera que en lo sucesivo los acuerdos en la Junta de Concertación Política se adoptarán de la siguiente manera: “Artículo 142. (Acuerdos) Las decisiones de la Junta de Concertación Política sobre los asuntos que sean de su conocimiento y requieran la emisión de un acuerdo o propuesta, serán adoptadas por mayoría de votos, ponderando el porcentaje de la representatividad que corresponda a los Coordinadores de los Grupos y Fracciones Legislativas presentes, atendiendo para ello al número de Diputados que los integre, en relación con la conformación total de la Legislatura en ejercicio constitucional.

 Conclusión, los actuales coordinadores de las bancadas no quisieron perder el tiempo en convencer a las minorías -como Morena- para que la “aplanadora” se imponga en el supuesto órgano de Coordinación Política.

 Así que, en lo sucesivo  “Toñito”, coordinador de la bancada del PAN, cargará con 16 votos en cada sesión y no solo uno, como venía sucediendo; el coordinador del PRI tendrá 8 votos para negociar. Lo más curioso de esta reforma, fue aprobada por 24 votos de 25; también el “chiquillerío” aprobó el retroceso de los consensos; solo Morena se excluyó ¿Será porque tiene la razón o por necia que es la Maestra?

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