DESINFORMACIÓN Y CONFUSIÓN: HÉCTOR PARRA

TRAS LA VERDAD

Hoy, día de los “Santos Inocentes”, día en que regularmente circulan mentiras que parecen verdades, las redes sociales se han llenado con mensajes de repudio a la “flexibilización” de los combustibles; repudio al Presidente Peña Nieto, por la inminente alza a las gasolinas.

Nadie o casi nadie, toma en cuenta que todos los partidos políticos en el Pacto por México, acordaron la reforma energética en el Congreso de la Unión; nadie quiere acordarse de que en las legislaturas de los estados los diputados de los mismos partidos aprobaron esas reformas a la Constitución Política de los Estados unidos Mexicanos.

Esas reformas han traído como consecuencia que México entrara en el concierto mundial de la participación de la iniciativa privada en materia de hidrocarburos. Ni Rusia ni China se han escapado de ello ¿Por qué México iba a quedar excluido?

Los mexicanos nos quedamos acostumbrados al monopolio del Pemex, a la intervención del gobierno en la fijación de los precios de los combustibles; no había nadie más en ese campo empresarial, los únicos beneficiarios del monopolio de los hidrocarburos fueron los empleados de Pemex y la hacienda del gobierno federal, la que derrama dinero producto del pago de los impuestos y la venta del petróleo a los estados; la industria de la refinación se dejó morir, gobierno ya no quiso seguir invirtiendo. Ahora incursiona la iniciativa privada nacional y extranjera en el negocio de los hidrocarburos.

Así poco a poco México fue incursionando en el liberalismo económico y sin darse cuenta ese liberalismo comercial tocó a la industria de los combustibles; nadie se quejó de la inundación de vehículos y un sin fin de productos extranjeros que invadió a nuestro país. Ahora tenemos inversionistas de muchos países que hacen negocio con los mexicanos y muchos mexicanos han extendido sus inversiones en el extranjero. Las puertas de la inversión se abrieron.

Ya nadie se queja de los altos intereses que cobran los Bancos en manos de extranjeros, dinero que se va directo a otros países y sale de los bolsillos de millones de mexicanos. Es otro negocio muy lucrativo en manos de la “realeza”. Dijera José López Portillo, entonces Presidente de México: “No nos volverán a saquear”, cuando nacionalizó la Banca ¡Y nos siguen saqueando!

En este día de los “Santos Inocentes”, la ira de millones de mexicanos se ha dejado sentir en las redes sociales y en más de algún medio de comunicación, por aquello del “gasolinazo”, que tendremos en el año que está por iniciar. Sin embargo esos millones de mexicanos son altamente contrastantes.

Sí, esos que amargamente se quejan abarrotan los centros comerciales para gastar en regalos, compran teléfonos celulares caros y pagan rentas para el uso de redes sociales “gratuitas”, esos compran vehículos a precios altísimos o ya los tienen –Ah, pero son a crédito-, pantallas planas, derrochan en restaurantes y bares, compran vinos y licores con singular alegría, adquieren ropa de “marca”, se van a los Estados Unidos a gastar pesos convertidos en dólares caros; etcétera. Y se quejan por la “flexibilización” en el precio del combustible. Así somos de contrastantes los mexicanos.

Hace no muchos años los vehículos eran familiares, imposible que los hijos tuvieron un carro. Hoy en día todos los miembros de la familia tienen carro, por supuesto hablo de aquellos que tienen esa capacidad por medio del financiamiento; al resto no le preocupa en mayor medida dado que utiliza el transporte público. Son más de 38 millones de vehículos los registrados en México, según el INEGI y todos circulan, todos consumen gasolinas.

¿Hacemos un uso racional de los vehículos? ¡Por supuesto que no! Esa es una de las grandes diferencias con los europeos. En México hacemos un uso excesivo de las unidades automotrices. Poco o casi nada se usa la bicicleta, poco caminamos y cada vez menos personas utilizan el transporte público –ya sé que en México es horrible viajar en transporte público-. Todo aquel que tiene un vehículo lo usa para todo, así que el gasto en combustible es terrible y otro tanto en la contaminación. Esa es la gran diferencia con algunos países europeos como Holanda o Dinamarca.

De ahí la gran molestia de millones de mexicanos por el inminente aumento al precio de los combustibles. Los combustibles no los pueden regalar y el costo por producirlos, almacenarlos y transportarlos para llevarlos a unos metros de nuestros domicilio tiene un alto precio. Sin embargo, para no gastar tanto en gasolinas, la solución es sencilla, trasladarse en bicicleta, caminar o viajar en transporte público. Así que, ya saben cuál es la solución al problema del alto costo de los combustibles, no gasten lo que no tienen y pasen un agradable día de los “Santos Inocentes”.

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