Emprendedora de Querétaro desarrolla cubrebocas sustentables con nanotecnología

Hace dos años, Linda Judith Reséndiz, estudiante de la licenciatura de Contabilidad y Finanzas de la Universidad Mondragón México (UMx), trabajaba en la creación de su propia marca de ropa, Juli Carst, cuando un reporte de las Naciones Unidas la alertó del alto grado de contaminación de la industria. Fue entonces cuando decidió cambiar su proyecto para impulsar soluciones sustentables en la industria textil con nanotecnología.

Pero la idea se pausó por la pandemia de Covid-19, justo cuando estaba por presentar su proyecto ante los inversionistas queretanos de la iniciativa Universitaria de Shark Tank México, promovido por el municipio de Querétaro, pero se mantiene en la competencia.

La crisis sanitaria la hizo repensar su propuesta y canalizó sus esfuerzos hacia la producción de cubrebocas, batas, gorras, botas y otras prendas para los profesionales del sector salud.

Hoy, junto con su socio, el nanotecnólogo Ricardo David Guajardo, ya cuentan con el primer prototipo de cubrebocas hecho con un textil a prueba de virus, bacterias y hongos.

Reséndiz Castillo cuenta que uno de sus objetivos de vida es crear su propio negocio. “Mi principal inspiración fue el libro Padre Rico, Padre Pobre. Por ello decidí tomar la opción de Emprendizaje de la UMx que está encaminado a que los alumnos formemos nuestra propia empresa”, recuerda.

Combinó dicho objetivo con su interés por el mercado de la moda. Durante los tres semestres en los cuales los estudiantes de la Universidad Mondragón México trabajan su proyecto de negocios, estudió y analizó varias alternativas, desde crear un marketplace para impulsar a diseñadores pequeños, hasta la creación de su propia marca de ropa, Juli Carst, con la que incluso llegó a tener ventas. Hasta que, por medio de un reporte de la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo, se dio cuenta que la moda es la segunda empresa más contaminante del mundo.

De acuerdo con el documento, el rubro del vestido utiliza cada año 93 mil millones de metros cúbicos de agua; anualmente tira al mar medio millón de toneladas de microfibra, lo que equivale a 3 millones de barriles de petróleo, y produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos.

La universitaria decidió entonces reestructurar su proyecto Juli Carst y enfocarse en impulsar el desarrollo de nuevos materiales que consumieran menos agua en su producción, tuvieran menor impacto ambiental y generaran prendas más durables.

Buscando alternativas, se asoció con David Guajardo para crear textiles de base nanotecnológica que sean antibacteriales, con propiedades para absorber la sudoración y malos olores, y que fueran más sostenibles.

Con la pandemia se pausó la presentación de su proyecto como uno de los emprendimientos participantes del programa Experiencia Universitaria Shark Thank México, organizado por el municipio de Querétaro, la iniciativa privada y Sony Channel.

“Somos una de las 300 propuestas que se mantienen en la competencia. De enero a marzo participamos en los talleres y mentorías presenciales que a partir de mayo se hicieron virtuales. Hace un mes nos mandaron un correo para avisarnos que nos mantenemos en la competencia y podemos presentarnos con los inversionistas para la selección de los 10 proyectos finalistas, en cuanto la pandemia lo permita”, detalla Linda Reséndiz.

Durante este tiempo y ante el reto de salud mundial, Linda y David decidieron especializar su producción de textiles al mercado de salud, para la generación de cubrebocas, batas, gorras y otros insumos del sector.

Actualmente, puntualiza la egresada de la UMx, ya cuentan con su primer prototipo: un cubrebocas que presentarán a los inversionistas y trabajan en la reformulación de su propuesta de negocios, estudio de mercado, proyecciones financieras y en encontrar alternativas para poder bajar los costos de producción, a fin de continuar con su proyecto de vida.

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