ENTRAMPADO EL SISTEMA DE SEGURIDAD

TRAS LA VERDAD

A un año de haberse presentado la iniciativa de Decreto que pretende reformar por enésima ocasión la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos -en el ámbito de la seguridad pública- para crear el mando policial único en los estados, PRD y PAN, se oponen sin mayores razonamientos ni propuestas.

Felipe Calderón intentó crear el mando único sin mayor éxito desde el 2010 -entonces el PRI no vio bien la propuesta presidencial- por medio de una iniciativa de reformas a pesar de que los gobernadores sí apoyaron el mando policial único para los 32 estados, en el 28 Consejo Nacional de Seguridad en ese año. Hoy se repite la historia, los gobernadores la siguen apoyando. En aquellos momentos, según datos de la Secretaría de Seguridad Pública federal (SSP), más de 400 de los 2,439 municipios del país no tenían policía, y de los que contaban con una, 1,060 tienen un máximo de 20 elementos. Y de los 433,222 policías de México, 41,897 eran federales, 227,088 estatales y 164,237 municipales. Decía entonces Calderón que el objetivo era “lograr que, sin importar quién gobierne o a qué partido pertenezca, los mexicanos estén protegidos por una policía honesta y profesional”. Habría que recordarles a los panistas estas palabras.

Según informaciones no confirmadas de algunos estudiosos del problema delincuencial, aseguran que en México la delincuencia organizada, solo la delincuencia organizada, superaba el medio millón de delincuentes, sin tomar en consideración la delincuencia local o municipal, la cual ha pasado a un tercer grado y en mucho es ésta delincuencia la que afecta al grueso de la población con robos a casa habitación, cristalazos, robo a cuentahabientes, homicidios, extorsiones, levantones, violaciones, abigeato, etcétera.

Los argumentos de entonces hoy son los mismos, mejorar la prestación del servicio de seguridad pública en las 32 entidades: mejorar las condiciones laborales de los policías, eficientar su preparación, los exámenes de confianza dan certeza de ser de “confianza”, concentrar el mando en lugar de pulverizarlo, etcétera. De tal propuesta nuevamente se han polarizado las opiniones, desde los académicos hasta los políticos; otros han cambiado de forma de pensar y ven más el tema de seguridad como material político en un año eminentemente electoral. El PAN que antes la impulsó hoy la rechaza y el PRD no sabe lo que quiere, dado que sus gobernadores sí apoyan la propuesta del mando policial único y su dirigencia hace mancuerna con su aliado electoral en lo policial.

Muchos presidentes municipales se quejan de la propuesta presidencia dado que se quedarían indefensos y sin la fuerza pública para ellos, sobre todo los que tienen sus policías de proximidad. El problema, entre muchos, se debe a que en una gran cantidad de municipios sí funciona la policía municipal, han sido capacitadas y mejoradas las prestaciones laborales; en ese mismo tenor, en la mayoría de los municipios en los su policía es deficiente y corrupta, ya sea por voluntad o por ser amenazada, han sido infiltradas por la delincuencia. Ejemplos palpables son en Iguala, Guerrero, que hasta el presidente municipal se unió a la delincuencia.

Países como Colombia han tenido buenos resultados con el mando policial único. Sin embargo México no es Colombia por ningún lado que se le pretenda comparar. México con sus 2 millones de kilómetros cuadrados, con más de dos mil municipios, con una población que supera los 100 millones de habitantes y 32 estados, representa un problema distinto y como tal debe verse el problema; nada simplista es la solución.

La reforma del mando policial único debe venir acompañada de excepciones en donde se contemple la complejidad de la conformación de nuestra nación; no es lo mismo Oaxaca con más de 500 municipios, a Querétaro con solo 18 de ellos y con territorios orográficos en extremos diferentes o de población. La reforma debe flexibilizarse para dar entrada inmediata en aquellos estados en los que, incluso, administrativamente ya opera el mando único; hay municipios en donde ni policía municipal existe. La norma debe permitir adecuarse a cada caso en concreto.

Las posiciones políticas del PAN y PRD por cualquier lado que se les vea, son de mezquindad. Es claro que la creación del mando policial único no sería la panacea en la solución de los problemas delincuenciales en México, sin embargo seguramente sería el principio del fin para combatir con mayor eficiencia y eficacia a toda la delincuencia, desde los pequeños y solitarios delincuentes, hasta las grandes organizaciones.

Mientras tanto la delincuencia seguramente se muere de carcajadas al observar que la clase política, después de varios años, no ha sido capaz de ponerse de acuerdo en temas fundamentales para combatirlos; de ahí los resultados que arrojaron los estudios realizados por la Universidad de las Américas, del estado de Puebla, con un 99% de impunidad en la comisión de delitos. Por cierto, Querétaro ocupa el nada honroso décimo lugar en ese porcentaje de impunidad, de las 32 entidades.

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