ENTRE EL MÉXICO DIVIDIDO Y SARCÁSTICO

TRAS LA VERDAD

Una vez más los mexicanos damos muestra de la profunda división que entre nosotros existe y la manera tan simple y sarcástica de ver los problemas que al pueblo nos aqueja. La evasión del preso Joaquín Guzmán Loera, trae a colación la evidencia de esa profunda división entre nosotros mismos ¿Acaso no recuerdan la traición de los tlaxcaltecas al unirse con los españoles para derrotar al pueblo de los mexicas?

 Para muchos mexicanos simplistas y sin prueba alguna, de inmediato critican al gobierno de corrupción en las esferas de la ejecución de sanciones; otros más irónicos e ignorantes piden la cabeza de Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, como si hubiese sido el custodio que dejó escapar al delincuente.

 Otros que viven incluso de las desgracias del pueblo mexicano, componen corridos que, según sus versiones, sucedieron en el “gran escape” del “Chapo” y algunos periodistas de medios “amarillistas” los reproducen con singular alegría. Total una fiesta por lo acontecido que ha trascendido las fronteras nacionales. Hay quienes cuestiona el por qué no dejó el gobierno de Peña se llevaran los gringos al narcotraficantes –nuevamente- más buscado del mundo.

 La “digna oposición de la izquierda” ya exigía el regreso de Enrique Peña a México -de inmediato- de su visita a Francia, diplomática y de negocios para que atendiera personalmente el asunto de la fuga ¡Por favor! Ninguna visita de esa envergadura puede interrumpirse por este asunto de la fuga.

 En las redes sociales, una vez más, se acusa de ineptitud e ineficiencia, por medio de vituperios, al gobierno de Enrique Peña ¡Que renuncie si tiene vergüenza! Exigen unos cuantos. Sin saber los ignorantes de la ley el caos que significaría para todos los mexicanos la simple renuncia, que además no la amerita ¿Acaso no los gobiernos están para afrontar los grandes problemas? Bueno, pues este es uno más de los cientos de dificultades internas y externas por las que atravesamos los mexicanos.

 Debieran ser momentos de solidaridad del pueblo mexicano para alzar la voz impulsando las acciones del gobierno a fin de lograr la pronta reaprehensión de uno de los mayores asesinos de la historia; unos de los grandes delincuentes que corrompen o eliminan a cualquiera que se cruce en su camino. Pero no. Para cientos o miles de mexicanos es mucho más fácil la descalificación de las autoridades que el rechazo a la delincuencia organizada.

 Se trata de la lucha del bien contra el mal y ni así se logra unir al pueblo de México. Por supuesto que deben terminar las conductas corruptas que imperan en nuestro país, pero ¿Cómo hacerle si es una cultura difícil de erradicar? Y a la cual se oponen otro tanto de mexicanos que lucran con el sistema, y cuando comento del sistema, ahí vamos todos, desde el gobierno hasta ciudadanos y ciudadanas proclives a la riqueza y poder por cualquier medio.

 La burla de la fuga, independientemente de quienes se hayan prestado ya sea por amenazas, miedo o corrupción, es para México y este país se conforma por todos los que aquí nacimos o se naturalizaron mexicanos.

 Es tiempo de pensar como mexicanos unidos y no divididos como ha sucedido desde tiempos de la Colonia. Aquí bien cabe aplicarse aquel cántico fastidioso de los grupos sociales de presión que solo buscan el lucro cuando marchan por cualquier causa: “El pueblo unido, jamás será vencido”; y bien podría rezar: “México unido jamás será vencido”. Para este asunto y muchos más que México reclama la unión de su pueblo, es cuando debiéramos demostrar aquel de pueblo unido con hechos; reza otro cántico en los partido de cualquier juego: “Sí se puede, sí se puede” ¡Ya basta de divisiones y de sarcasmos en contra de nosotros mismos! Mientras tanto, no podemos quejarnos de aquello que somos causa de ello. La causa de la causa, es la causa de los causado.

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