“Impacto y repercusiones globales del Cambio Climático”. 

“Frecuencias”.
Jesús Roldán Acosta.
 
De acuerdo con el “Panel de las Naciones Unidas que congregan a múltilples expertos intergubernamentales respecto al Cambio Climático”, nos refieren que esta crisis actual está resultando cada vez peor, va más allá de lo que el común de las personas se haya imaginado.
Hace poco más de 43 años, el científico de la NASA, James Hansen había externado profunda advertencia en relación con las ramificaciones del calentamiento global y lo delineó en su famoso “Modelo Zero”, creando así uno de los primeros modelos mundiales del clima; predijo muchos aspectos que en la actualidad encaramos y que está deteriorando al planeta Tierra.
A James Hansen se le conoce como “el padre del Calentamiento Global”. Este fenómeno ha traído consigo salvajes y espectaculares quema y devastación de bosques, pastizales, aumento en el nivel de mares y océanos, que de continuar, propiciaría la extinción del mismo planeta que habitamos.
La quema indiscriminada de combustibles fósiles está acelerando ese proceso.
 
Hay que destacar que, históricamente, la nocividad del ambiente climático y atmosférico mundial, surgió, en el año de 1750, coincide con el inicio de la denominada “Revolución Industrial”; desde entonces, se han emitido -según datos de expertos en la materia- poco más de un billón de toneladas de dióxido de carbono suspendidas en la atmósfera. Ésta seguirá calentándose -de no cuidarla- por muchas décadas o siglos más.
No sólo se trata de reducir las emisiones de dióxido de carbono, no basta con que aumente el uso de autos o vehículos elétcricos y se masifique la instalación de paneles solares, sino que, además, será fundamental la reducción anual en la quema de carbón, que se eleva a la alta atmósfera.
Adicionalmente, tendremos que generar la fotosíntesis de las plantas y de microorganismos del suelo que ayudan a estabilizar el suelo y a la mejoría del medio ambiente y del clima de este planeta. Se necesita la regeneración y diversificación de plantas y árboles. Dando paso a la restauración, a la regeneración y escrupuloso y saludable cuidado del suelo; éste ya no tolera más la degradación de la tierra.
Hace falta que contemos con una cultura de la economía de la regeneración, debe ser el rumbo próximo a seguir por parte de cada uno de los habitantes del mundo.
Degradación del medio ambiente.
A poco menos de tres años (2025), el mundo es testigo de la inoperancia, tanto de parte de los gobiernos, como de los principales líderes mundiales, sin descartar a los habitantes que no se comportan de manera positiva para recomponer el malogrado camino que ha propiciado el deterioro ambiental.
Uno de los aspectos negativos ha sido la frecuente e inmoderada tala de árboles; cada año a escala mundial, se cortan más de 15 mil millones de este tipo de pulmón natural.
Una de las medidas -que hasta el cansancio me ha tocado advertir- será adoptar a la brevedad la masificación en el uso de energías renovables en la mayoría de los hogares, como son mediante la instalación de celdas solares que podrían contrarestar la existencia de nocivos gases de efecto invernadero (GEI).
Las naciones que mayor proporción que de ese tipo de contaminantes emiten son: Estados Unidos de América, China, India, Rusia y México.
México contribuye con el 1.4% del total de dichas emisiones globales.
Los renglones que en mayor medida generan emisiones de ese tipo son: consumo de combustibles fósiles (64%), la producción pecuaria (10%), procesos industriales (8%), manejo de residuos (7%): emisiones por extracción del petróleo, gas y minerías (6%); y, 5% por actividades agrícolas.
Estos rubros se asocian a la movilidad, calidad del aire, la producción de alimentos, gestión de residuos, los océanos y conservación de la biodiversidad. Replantar plantas y mayor cantidad de árboles absorbería más de tres tercios de emisiones de carbono lanzados a la atmósfera, debido a las actuales y descontroladas actividades industriales.
Todos ellos, en México, de una u otra manera, impactan en la vida de 123 millones de personas que habitamos en este territorio.
Es necesario y urgente, reducir, desde el propio origen, las emisiones de gases de efecto invernadero y conservar los enormes reservorios de carbono: océanos, -con más de 2.7 millones de kilómetros cuadrados de costas-, para proteger así, nuestro patrimonio natural; además de las selvas y bosques.
Los bosques son los componentes más importantes en la recuperación natural para bloquear el carbono y recuperar el oxígeno de nuestro planeta. También son pieza fundamental para mejorar la biodiversidad, ya que cuanto más diversos y silvestres sean los bosques, más efectivos son para absorber carbono de la atmósfera.
Vida océanica animal.
 
La sobreexplotación global de las reservas anuales marinas han caído en un 30%.
 
La vida animal en mares sólo funciona en océanos saludables. Como es conocido, el océano es vital para reducir el carbono de la atmósfera; es importante, además como fuente de alimentos.
En tanto más saludables sean los mares y océanos, cuanta más variedad de peces y equilibrada
diversificación de flora y fauna marina habrá mayores posibilidades de poder alimentarnos.
 
Hagamos de la naturaleza nuestra mejor aliada. Si la cuidamos, ésta nos cuidará y proteger; tenemos que vivir de manera  sustentable y equilibrada.
!Rehabilitemos ya a nuestro mundo! 
Escalofriantes datos acerca de los efectos del Cambio Climático siguen presentándose en la geografía espacial mexicana.
Según datos de reconocidos científicos mexicanos, al cierre del mes de Diciembre de 2021, la titular del “Programa Universitario de Estudios Interdisciplinarios del Suelo de la UNAM” (PUEIS), Blanca Lucía Prado Cano, “las recurrentes prácticas agrícolas, sobrepastoreo, deforestación, modificación del uso del suelo y el mismo Cambio Climático, han llevado a la degradación de -al menos- el 45% del territorio nacional”.

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