NO CAMBIAN LA ESCENCIA, SON LOS MISMOS BELICOSOS

TRAS LA VERDAD

Andrés Manuel López Obrador, hoy Presidente de la República, es el vivo ejemplo promotor de la división, del odio, es también belicoso y peligroso. Siempre ha sido así. Como candidato hizo hasta lo imposible por dividir al electoral hasta lograr su objetivo, arrastró y conjuntó odios entre los mexicanos; basta recordar los calificativos de “puercos, cochinos, marranos”; ahora, en su calidad de Presidente, insiste y llama a los que no están con él por medio de calificativos como “corruptos, mafiosos, Fifís, neoliberales”. Por eso no debe extrañar a nadie que en el Senado de la República, los “líderes” de Morena se enfrenten entre ellos y luchen por controlar el poder, se descalifiquen, se vituperen, se trampeen, se agredan; cada quien con su particular manera de ser, pero sin perder la personalidad de “vándalos políticos”.  Así fueron hasta el cansancio en el PRD, por medio de sus “tribus”, hasta destruir a ese partido para transformarlo en otro, llamado Movimiento de Regeneración Nacional, precisamente fue Andrés Manuel López Obrador, quien corrompió y destruyó al PRD, una vez que dejó de serle útil.

A unos días de iniciar el segundo año de ejercicio constitucional en el Congreso de la Unión, que será el 1º de septiembre, el grupo parlamentario mayoritario se prepara para abordar la mesa directiva de cada Cámara, de acuerdo a su reglamentación interna; cada año eligen o reeligen a los integrantes de las mesas directivas, las que dirigen las sesiones y debates parlamentarios; son quienes manipulan los órdenes del día, no es cualquier cosa; en la Mesa Directiva se puede “congelar o acelerar los trámites legislativos”, de ese tamaño es el poder, desde ahí se reciben y turnan los las iniciativas de ley a las comisiones de dictamen. En la Cámara de Diputados, hasta ahora, parece no haber problema alguno, al menos no ha trascendido diferendo visible; Porfirio Muñoz Ledo, Presidente de la Mesa Directiva, ha sabido controlar a las huestes morenistas durante las sesiones y Mario Delgado, coordinador parlamentario del grupo mayoritario, ha sabido conducir al rebaño dentro de los corrales sin dificultad. Y es que, en esta Cámara, Morena y sus aliados no solo tienen mayoría relativa, también acumulan la mayoría calificada, han sabido conducir esa enorme fuerza política bajo la cínica tutela del Presidente de la República, quien “con todo respeto”, como suele decir, aquellos obedecen ciegamente las instrucciones presidenciales.

No ha sucedido lo mismo en el Senado de la República, en este espacio Morena y sus aliados si bien tienen la mayoría relativa, no logran la mayoría calificada, de tal suerte que al coordinador de la bancada morenista, Ricardo Monreal Ávila, no la ha tenido nada fácil, ha luchado denodadamente para lograr sacar adelante las reformas constitucionales; incluso le han corregido la página a los diputados para lograr la aprobación de ambas cámaras. La oposición más férrea es entre los mismo morenistas, ellos son el principal escoyo que resolver. Martí Batres, Presidente de la Mesa Directiva en el Senado, siempre se ha sentido hijo protegido de López Obrador (y lo ha sido), debido a ello no siempre acata la voluntad de su coordinador parlamentario. Ricardo Monreal Ávila, este otro llegó a la candidatura y después al cargo de coordinador, como parte de una negociación con Amlo, hay deudas entre ellos. Ambos legisladores ocupan esos espacios políticos no solo por votación del grupo parlamentario; no, están ahí por disposición del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, este es quien decide esos cargos por ser el líder “moral y político” de Morena (aunque lo niegue). Ambos políticos, Monreal y Batres, tienen, sin embargo, su propio peso específico dentro de la amorfa corriente morenista, en donde se amalgama de todo, desde legisladores sin partido, hasta los de izquierda recalcitrante como moderada, los de centro y los de derecha, bueno hasta delincuentes se colaron; ahí no imperan los principios ideológicos, los unen intereses aviesos, son el principal factor de sumatoria. En el pasado proceso electoral López Obrador, nominó a cual más a las candidaturas de Morena (¿recuerdan la tómbola para repartir candidaturas?), más la suma de las perversas alianzas con PT, PES y ahora el Verde Ecologista; no hay ideología que los una, solo intereses personales y de grupo. Bueno, a decir verdad, el mayor factor de unió fue la sumatoria de un interés común, importante elemento para enfrentar y frenar al PRIAN, eso los “unió” en un amasiato peligroso. Sin reglas escritas las aguas se han desbordado para dejar ver la debilidad de sus alianzas. Batres quiere seguir ostentando el poder que brinda la Presidencia de la Mesa Directiva, la que, incluso le da derecho de “picaporte” con el Presidente de la República; proyecto personal que choca, que no conviene al coordinador parlamentario de Ricardo Monreal, quien también tiene sus propios proyectos, no dejar que tenga luz propia Batres. Monreal ya teje su candidatura para la Presidencia de la República.

Si bien la elección de la Mesa Directiva queda a cargo del pleno del Senado de la República, dado que Morena y sus aliados hacen mayoría relativa en la votación, a quienes ellos propongan, serán los que ocupan los cargos directivos. Así de simple. Por eso la reyerta es entre los morenistas y la oposición PAN, PRI, PRD y MC, solo observan como se destrozan, gozan del espectáculo que los debilita y muestra sus flaquezas. La bancada de Morena, por medio de su coordinador emitió convocatoria para elegir a los integrantes de la Mesa Directiva o bien, reelegirla. En la elección interna participaron miembros del PES, partido que ya no existe como tal, ni como fracción parlamentaria; la amorfa amalgama que han hecho, no permite distinguir quién es quién, se fusionaron, se mimetizaron, se transformaron y cuando les conviene unos se dicen morenitas, ante tal confusión Monreal llevó a cabo la votación y ganó su candidata, la que podría ser la próxima presidenta del Senado de la República, tabasqueña la mujer: Mónica Fernández Balboa. Podría, sí, dado que Batres amenazó con impugnar el procedimiento al que llamó fraudulento, incluso anunció la posibilidad de llevar a juicio ante la Comisión Nacional de Equidad y Justicia de su partido, para que sea sancionado: por tramposo.

Derivado de lo anterior, el perdedor Martí Batres, aun Presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, sin pena alguna, despejándose de cualquier dejo que pudiera generarle vergüenza que lo sonroje, ha descalificado desde ayer a su coordinador, no lo ha bajado de de fraudulento, abusivo y de haber atropellado el procedimiento. Afirmó que Monreal dejó de ser autoridad para convertirse en “faccioso” del grupo “Burbuja” en el Senado; en este grupo no consultan a nadie y lo encabeza Monreal. Bueno, Batres incluso se remontó al tiempo de las candidaturas, aludiendo que Monreal amenazó con salirse de Morena, por aquello de la candidatura a presidir el gobierno de la CDMX. Total, para Batres el faccioso y fraudulento es su compañero de partido y de Cámara: Ricardo Monreal. Y todo por haber dejado votar al PES. Pero, ese partido ya no existe ¿Entonces? Los morenistas, una vez más, dejan ver sus debilidades, sus flaquezas políticas de siempre: la disputa permanente en la búsqueda del poder por el poder. También aseguró que Ricardo Monreal es factor de división en Morena, está acostumbrado a “golpear” a sus compañeros, es un faccioso acostumbrado al cacicazgo y su obsesión, afirmó, es controlar al Senado de la República. A contrario sensu, el vituperado ha llamado a la concordia al insubordinado de Batres, incluso dijo que lo perdona, que en Morena perdonan a todos. Para aderezar el pleito, cuando se le preguntó al mismo Andrés Manuel López Obrador, sobre el problema entre los dos senadores de su partido, el Presidente de la República dijo que: “el pueblo sabe reconocer quien es un político “trepador, un oportunista, un politiquero” y que “no son los cargos los que deben de importar, sino la contribución a los cambios” ¡Vaya respuesta facciosa! Ahora, de acuerdo a lo dicho por el mismo Presidente, la interrogante que todos se formulan es saber bien a bien ¿Quién de los dos políticos morenistas es el trepador, oportunista y politiquero? Vaya Presidente, sigue con su política de división y lo volvió a demostrar una vez más, ahora con los de su propio partido político: Morena.

Héctor Parra Rodríguez

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