En un episodio que ha desatado una oleada de indignación, un trailero que logró escapar con vida de un intento de asalto sobre la autopista México–Puebla fue revictimizado por elementos de la Guardia Nacional, quienes lejos de brindarle auxilio tras el ataque armado, optaron por multarlo y remolcar su unidad al corralón.
Los hechos ocurrieron cuando el operador de un tráiler fue interceptado por delincuentes armados que abrieron fuego para intentar despojarlo de su vehículo. A pesar de las heridas, el chofer logró huir del lugar con el apoyo de otro camionero que acudió en su auxilio. Ambos se trasladaron a la caseta de San Martín Texmelucan en busca de ayuda por parte de las autoridades.
Pero lo que debería haber sido un punto de salvación se convirtió en otro acto de violencia institucional. De acuerdo con el testimonio del conductor, los elementos de la #GuardiaNacional no sólo se negaron a brindarle apoyo médico o logístico inmediato, sino que procedieron a sancionarlo por estacionarse “en lugar prohibido” y ordenaron el traslado de su unidad al corralón. Además, le impusieron una multa administrativa.
“¡Nos fue peor que con la rata!”, declaró el chofer, visiblemente molesto. “Con los ladrones fue una sola vez; estos nos remataron con cobros y sanciones. Todo por pedir ayuda”.
Este caso pone en evidencia no sólo la inseguridad que enfrentan los transportistas en las carreteras del país, sino también la falta de protocolos sensibles por parte de las fuerzas federales encargadas de brindar seguridad. En lugar de actuar como servidores públicos, los agentes procedieron con frialdad burocrática, anteponiendo una infracción a la atención a una víctima de intento de homicidio.
Los hechos reavivan una pregunta que resuena con fuerza entre los sectores más vulnerables del país: ¿quién protege al pueblo mexicano cuando ni siquiera sobrevivir a un asalto garantiza que no se sea víctima de las mismas instituciones?
