“Pandemia del Covid-19 y sus efectos en la economía mundial” Jesús Roldán Acosta.

Frecuencias”.
“El mundo es un lugar peligroso, no por las personas que hacen el mal, sino por aquellas que no hacen nada para evitarlo”. 
(Albert Einstein).
 
Como de manera atinada mencionara en días recientes el prestigiado sociólogo francés, Alain Touraine, en su encierro obligado (“cuarentena”) de su casa en la Ciudad de París, “nos enfrentamos ante una máquina biológica de un lado y del otro, personas y grupos sin ideas, sin dirección, sin programa, sin estrategias y lo peor, sin lenguaje; es el silencio”.
El octogenario y  respetado profesor de muchas generaciones de estudiantes también señaló que “hay un vacío deactores, de sentido, de ideas, de interés incluso: la única preferencia del virus es hacia los viejos”.
Alain Touraine fue más allá en su contundencia discursiva que le cobraría mucha fama internacional como escritor y conferencista, en el sentido de que “tan poco hay remedio ni vacuna, no tenemos armas para defendernos, vamos con las manos desnudas, estamos encerrados, solos y aislados, abandonados. Hay que encerrarnos en casa”.
El sociólogo y nonagenario escritor francés en sus agudas y angustiantes comentarios, fruto de su avanzada edad y de su experiencia personal acerca de cómo se ha sentido ante el forzoso encierro debido al Covid-19 y es que -según él- “estamos en el no sentido y creo que mucha gente se volverá loca por la ausencia de sentido”.
Daños colaterales de la presente pandemia.
La pandemia del Coronavirus Covid-19, además del grave problema de salud humana (contagios, decesos de personas), trae consigo también una serie de daños y efectos colaterales, tales como el decrecimiento de las economías nacionales,  representado por el estancamiento, inflación, recesión y de la disparidad de la relación cambiaria del dinero circulante, sustentada en la divisa del dólar estadounidense; en semanas recientes con la denominada guerra de precios entre  Rusia y el Reino de Arabia Saudita, abrupta caída del precio del barril de petróleo, derivado de la sobre producción del “oro negro” y de la baja demanda de consumo de este “commodity”.
 La presente pandemia no sólo forma parte de una crisis sanitaria, es también una crisis planetaria. No hemos tenido, ni querido encarar a tiempo los problemas de la comunidad universal, como es el cambio climático.
Estamos situados en una especie de nudo gordiano, donde confluyen graves problemas de salud, recesión y contracción de la economía de alcance global,con el indiscriminado uso y explotación comercial de combustibles fósiles, dañinos al medio ambiente y a la salud.
Hemos sido incapaces de adelantarnos y producir vacunas y un protocolo universal en serie, de alcance mundial que nulifique la extinción del ser humano, al que -indudablemente- lo estamos enviando al matadero.
De manera desafortunada, la revolución del desarrollo de la tecnología aún no se ha perfeccionado en su afán de prevenir o erradicar los virus mortales.
No hemos sido inteligentes para enfrentar con éxito en todo aquello que atente contra el futuro inmediato, no se diga para el largo plazo.
A nuestros gobernantes, así como las grandes empresas relacionadas con la salud no les hemos sabido presionar ni tampoco exigir a fin de que se involucren y pongan mucha mayor empeño y atención a este tipo de sobresaltos que desencadenan la aparición de las epidemias, que salten a las pandemias, como la que nos aflige a nivel mundial.
Los diferentes gobiernos nacionales han sido bastante torpes e ineficaces -como China por su tardía reacción para difundirlo, Italia, España, EUA, México (hasta la noche de este miércoles 22 de abril hay 970 personas fallecidas y 15, 544 contagiadas por este mortal virus), Francia, entre otros más, donde el número de contagios y decesos es descomunal-, para coordinarse en torno a un peligro común el letal virus, denominado Covid-19. Consecuentemente no han sabido responder oportuna ni eficientemente, reflejado en la lenta y tardía respuesta a los ciudadanos que dicen representar.
Las estructuras del poder mundial se derrumbaron ante la irrupción del Covid-19; no tenemos conciencia a favor de la especie del ser humano, no hubo ningún gobierno pro-activo, todos los países anteriormente enunciados fallaron, incluyendo el de México, se quedaron en la etapa reactiva, pero además lenta.
Los gobiernos a escala global han reflejado la inconsciencia de la especie, con ello han estado demostrando no ser los idóneos gobernantes para sus ciudadanos.
Ahí tenemos los sonados casos de Francia, con su presidente Emmanuel Macron, del Presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez Pérez-Castejón. Donald Trump (EUA), Andrés Manuel López Obrador(México), etcétera.
Considero que muchos eligieron a los peores gobernantes del globo terráqueo, se notó por los ineptos dirigentes. Las pruebas y datos estadísticos están presentes ante el avance rápido del Covid-19.
Las diversas crisis se deben a que no se hacen las cosas bien; en nombre de la “globalización” se ha dañado al único planeta vivo en el que habitamos,como es el impacto del daño que se ha hecho al medio ambiente y su impacto en el cambio climático.
Por otro lado, tenemos a instituciones burocráticas mundiales, como la misma ONU y a la OMS, que no han servido de gran cosa. Ambas son grandes estructuras que no han servido para gran cosa, el el caso del Covid-19. De continuar con el acelerado ritmo destructivo que trae consigo la contaminación ambiental se podría presentar lo siguiente:1) el ser humano ha dañado más del 83% de la vida de la fauna y de la flora del planeta.
Desde 1970 ha decrecido 60% de la vida animal, el 25% de las especies se encuentra en peligro de extinción (1 millón de animales), se han deforestado la mitad de árboles del globo terráqueo, el 90%  de la explotación de los recursos alimenticios del mar están en grave peligro de extinguirse, eso traería severos problemas de abasto para la gente.
El hombre es el causante del 95% de daños ambientales, debido a la excesiva emisión de gases de efecto invernadero, fruto del incontrolable uso y quema de combustibles fósiles en fábricas, generación de energía eléctrica, uso del transporte masivo de carga, de pasajeros y de automóviles; además de que ya somos testigos del aumento en el nivel y calentamiento de los océanos y mares y de su acidificación y del derretimiento de glaciares.
Como acertadamente escribió el doctor y embajador mexicano, doctor Eduardo Roldán en su interesante libro “Trump contra el mundo” (el presidente de la discordia), observamos claros ejemplos de los nocivos efectos, donde se incrementará irremediablemente- de no ponerle un paro a todo lo que daña al medio ambiente, como el calentamiento de la atmósfera e imprevista presencia de huracanes, fuertes y atípicas lluvias. Las olas de calor serán más frecuentes y de mayor duración con una probabilidad del 90%.
Volviendo al tema del Covid-19 hay que apuntar que la plutocracia dirigente de la Unión Europea también ha sido rebasada y no ha sido útil en relación con la cohesión y contención social de aquellos que habitan en las naciones europeas; éstas son las que, además de EUA, cuentan con la mayor cantidad de de personas infectadas y fallecidas.
De esa manera, se muestra lo inservible de las estructuras de organismos supranacionales (ONU, OMS, Unión Europea, etc). En ese sentido, cabe preguntarse en si ¿es urgente y necesario hacer a un lado las jerarquías gubernativas, sobre las que no dan signos de mejorar, no saben reaccionar y adelantarse a los tiempos por venir?
Hay que apostarle de manera positiva a la planetización, por encima de la destructiva globalización e insistir a favor de la crítica consciencia de la especie humana,evitando estúpidos y mayúsculos gastos y pérdidas incrementales de energía, provocado por el excesivo consumismo, donde la publicidad y las nuevas técnicas mercadológicas tienen recurrente acción, manipulando los cerebros, las mentes y consecuentes compras, muchas de ellas innecesarias y compulsivas que de una u otra forma afectan a poco más de 7 mil millones de personas.
Deberíamos enfocarnos en desarrollos tecnológicos que hagan buen uso y redunden a favor del 100% de los humanos.
Como bien dijese recientemente Henry Kissinger, “necesitamos y estamos obligados a indagar y profundizar en la emergente estadística-técnica del diagnóstico médico, a través de la inteligencia artificial y no ser complacientes”. Para desarrollar nuevas técnicas y tecnologías destinadas al control de enfermedades infecciosas y desarrollar programas de vacunas a gran escala, para el  beneficio de las grandes poblaciones. De resolverse esto  último, los problemas económicos serán más fáciles de solucionarse.
En cuanto a México.
Desde luego que también para el caso de México se deben redoblar esfuerzos a fin de satisfacer las necesidades básicas de la población ( y no sólo para un puñado de los “pobres de AMLO”) y -que por su misma condición en nada contribuyen para aportar el pago de impuestos-, además de la seguridad, orden e impartición de la justicia y el bienestar económico. La pandemia actual no ha contribuido -en gran medida- a ninguno de estos aspectos fundamentales para quienes habitamos y producimos en México.
Por el contrario, pareciese que vivimos en un anacronismo por el aislamiento físico de la cuarentena, del deterioro del comercio mundial, aparejado con el movimiento de personas, del turismo.
¿Cómo podremos construir un mejor futuro para México, si el presente se encuentra estancado y peor aún, con una presidencia que “no ata ni desata”?
Cálculos pesimistas de expertos internacionales coinciden en que la dinámica de la recuperación de la economía mexicana tardaría entre 18 y 24 meses sería para situarnos en la misma situación en la que nos encontrábamos previo al brote internacional del Covid-19. Los más optimistas afirman que se cristalizaría y daría forma a más tardar de 8 a 12 meses.
De no ocurrir urgentes e importantes cambios que se opongan a las reacciones dubitativas, disonantes y fallidas acciones del gobierno federal representadas ante el embate económico mundial y su reflejo en el plano nacional, que lo mismo ha confundido a propios y extraños, previo y durante el proceso de la pandemia que estamos viviendo, todo ello apunta a que nuestro país podría dirigirse, irremediablemente a la agudización de la crisis. Mientras tanto, se estima que en China y EUA se reducirá el PIB al 2%; México lo tendrá disminuido un 6%.
En síntesis, de no haber resultados positivos ante el Covid-19 y de la recesión económica, seguramente habría graves problemas económicos y sociales cuyas repercusiones afectarían a la mayor parte de los mexicanos.
Ante la actual incertidumbre se hace necesario un cambio profundo y de carácter urgente.
La puntilla la estamos presenciando con la drástica caída del precio del barril de petróleo, reducción del envío de las remesas a nuestro país según estudios recientes podrían ser este año del orden de los 36 mil millones de dólares; así como de la fuerte dependencia de la manufactura que ha detenido su marcha, debido a que la cadena de suministro, principalmente por parte de los proveedores chinos y de otras naciones asiáticas está detenida, no se diga del malogrado sector turístico, además de la considerable reducción del 6% del PIB de México para este 2020; en lo que va de este año el peso se ha depreciado un 37%, ha llegado a venderse en ventanilla hasta 25.32 pesos por dólar.
A nivel global, la demanda del petróleo se ha reducido un 20%, hasta hace un par de semanas, el precio del barril de producto se derrumbó un 66% (costando 16.54 dólares); en días recientes también sufrió fuerte caída, paradógicamente una cerveza cuesta más que el valor de extraer un barril (150 litros) de petróleo, así ha sido tan severo este descalabro.
El 80% de los campos petroleros no serían rentables, las refinerías son ineficientes, luego entonces, porqué el presidente de México se empeña en malgastar 8 mil millones de dólares para la construcción de la refinería de “Dos Bocas”, donde además las condiciones geográficas y climatológicas se llegan a inundar con frecuencias, además el suelo es pantanoso: será tirar esa descomunal cantidad de dinero en una obra de infraestructura inservible, irá al fracaso; mejor sería destinar esa multimillonaria cantidad de dinero para lo urgente y estrictamente necesario, una vez más hay que repetirlo Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es un verdadero peligro para nuestro país, entre otros aspectos, porque despilfarra lo que no le corresponde ni tampoco le es de directa utilidad y beneficio para todos los mexicanos.
Qué podemos esperar los mexicanos ante la serie de hechos antes descritos y donde además tenemos un presidente que se mueve rápido para destruir y embestir, tal y como lo haría un toro de lidia encerrado en un cuarto de cristal, destrozando todo cuanto le salga enfrente, así lo está haciendo con los recursos y finanzas públicas: hace y a su libre albedrío deshace añicos nuestra economía y lo que con muchos años y un gran esfuerzo se ha construido para la creación de instituciones creadas para beneficio de los mexicanos.
Todo lo antes expuesto hace que la economía mexicana se esté meciendo peor que una balsa de plástico en pleno mar abierto y con la tempestad oceánica en ciernes.
@JROLDANA

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