TRAS LA VERDAD
Este domingo primero de mayo, la clase trabajadora “celebra” el día del trabajo y como cada año se reúnen para desfilar en el Centro Histórico de nuestra bella ciudad. El escenario estaba puesto, el gobernador Francisco Domínguez, daba inicio al desfile. El ambiente hacía esperar algunos disturbios por aquello de las inconformidades laborales ¡Y así sucedió!
Una vez más queda demostrado que al gobernador le hace falta un buen equipo de análisis y previsión de riesgos sociopolíticos. No le advirtieron o minimizaron el problema de las inconformidades de los trabajadores al servicio de los poderes del estado y municipios; no consideraron a los grupos radicales que están incrustados en otros sindicatos y fueron invitados cuando los problemas de la UAQ y su sindicato y en las marchas del STEPE; o el problema de los despedidos que laboraban en el servicio de limpia del municipio, o de aquellos que están pendientes del despido o reubicación.
Parece que nadie hizo la evaluación de riesgos y evitar algún daño al gobernador. Querétaro siempre tranquilo, hoy día del trabajo, fue presa de unos cuantos en el momento del desfile del día internacional del trabajo. Quienes ahí anduvieron me comentaban que alcanzaron a ver sindicalizados de la UNT, organización conocida por la toma de medidas radicales en sus movimientos, asegurándome que ellos incitaron a los demás a lanzarle objetos al gobernador y miembros del presídium, lo que obligó al gobernado a levantarse y retirarse del lugar, al igual que el resto de sus acompañantes.
Claro que no es malo que durante el desfile se manifieste la clase trabajadora, todos los años lo hacen, lo repiten como demandas permanentes de la clase trabajadora; sea en contra del IMSS, del ISSSTE o alguna otra fuente de empleo, es un derecho constitucional, siempre y cuando no agredan a terceros. Hacen patentes sus inconformidades.
Si bien no le lanzaron al gobernador más que objetos como gorras o playeras, el acto en sí fue una agresión a la figura política del estado más importante. En ello está lo reprobable del hecho. Que griten, que escriban consignas en las mantas, que presenten pliegos petitorios durante las marchas, es lo legalmente correcto; pero, llegar a las agresiones, se sale del contexto jurídico. De ahí que inteligentemente el gobernador haya preferido levantarse y retirarse. Inmediatamente después vino la calma.
Para esto, nadie sabe y todos preguntaban ¿Y el Presidente Municipal? No se hizo presente Marcos Aguilar Vega, no acompañó al gobernador como segunda figura política en importancia en la capital. Las especulaciones no se hicieron esperar, desde un dolor de cabeza que lo imposibilitó, o los enconos del personal de limpia, bueno, hasta las diferencias que existen entre políticos que estarían en el presídium, fueron argumentos como causa de su ausencia. Eso lo salvó de los abucheos.
Lo cierto que en Querétaro no estamos acostumbrados a esta clase de agresiones, el respeto ante todo es lo que debe imperar, más cuando hay diferencias vías para solucionar los diferendos, como el diálogo o el derecho.
El gobernador, al retirarse del desfile, de inmediato convocó a rueda de prensa en Palacio de Gobierno, ofreciendo el diálogo y los acuerdos como vía de solución a los diferendos. Y los rijosos de la extrema, habrá que vigilarlos muy de cerca para que no enrarezcan el tranquilo y armonioso ambiente que caracteriza a los queretanos, quienes siempre han solucionado sus problemas por medio de la vía del dialogo. El repudio a la violencia es generalizado.
Y quienes tienen bajo la responsabilidad de atender y resolver los problemas, ya es tiempo de que hagan su tarea y no le generen dificultades al gobernador. Así de simples son las reglas ¡O se van a descansar!
