SE VA, SE VA, SE VA Y SE FUE: ALFIL

TRAS LA VERDAD

Cuando Ricardo Anaya Cortés hizo creer a la militancia panista que sería el candidato de unidad del PAN para dirigir a su partido, resulta que aquello que parecía no fue cierto. Han levantado la mano dos “Gallones” para competir por el mismo cargo y se le fue la candidatura de unidad.

 Primero fue Francisco Ramírez Acuña, panista desde 1969, expresidente municipal de Guadalajara, exgobernador de Jalisco, exSecretario de Gobernación, exdiputado federal. Con una larga trayectoria en su partido, nada bueno para la improvisación de sus discursos ni embelesa con sus palabras.

 Otro que saltó a la palestra es el Senador Javier Corral Jurado, periodista, exdiputado local, candidato al gobierno de Chihuahua. Panista desde 1982, enjundioso y participativo; aunque no siempre tenga la razón y en ocasiones razone más con las entrañas que con la masa gris, es tozudo, insistente. Tampoco es bueno para el discurso, no es buen orador, aunque hila bien sus ideas no convence.

 Y, el primero que levantó la mano creyendo que iría solo en la carrera, dando el coloquial “madruguete”, a sabiendas que su jefe y amigo Gustavo Madero deberá dejará el cargo para irse a la LXIII Legislatura Federal, le truncaron el camino. El “niño maravilla” como algunos empezaron a identificarlo por la fluidez de sus ideas y estructuración lógica, histórica, política y jurídica de sus discursos, dejó a muchos impresionados. Aunque imberbe en las estrategias locales y nacionales del juego político. Nace como secretario particular del entonces presidente municipal y después gobernador de Querétaro Francisco Garrido Patrón, quien lo usó por sus buenas calificaciones y facilidad de palabra. Exdiputado local, orador y conflictivo leguleyo en la campaña presidencial de Josefina Vázquez, aun diputado federal y coordinador de la bancada de su partido.

 A Madero y su grupo se le complicó el asunto. Pensaron que en la primera llamada, Ricardo Anaya, llegaría fácilmente a la presidencia, designaría a Madero coordinador de la bancada panista y después candidato a la Presidencia de la República, aunque a estas alturas lo nieguen ambos personajes. Y ya no mencionemos a Doña Margara que desde ahora, emulando a los tramposos de Fox y Amlo, quiere colgarse de la candidatura a la Presidencia de la República para el 2018. El grupo de Calderón se despliega.

 De tal suerte todas las señales parecen indicar que se va, se va, se va y se fue la fácil candidatura que esperaba la dupla Madero-Anaya. El engrudo se les hizo bolas. Seguramente pretenderán impulsar competencia de debates para demostrar la habilidad y capacidad de palabra de Anaya frente a sus opositores, terreno en el que los vencería fácilmente. Sin embargo las elecciones internas del PAN se ganan con votos de la militancia, no con discursos.

 Los grupos dentro del PAN han enseñado, hasta ahora, sus cartas del juego. Veremos quienes logran reunir más votos. A Madero y su equipo lo culpan de los magros logros en las pasadas elecciones. Ahí está Anaya que ya se proyectaba en la campaña de “espotización” para posicionarse por medio de la sobreexposición con el ¿A poco no? El año venidero habrá muchas elecciones -13 para gobernador- después la Presidencial de la República, acompañada de senadores y diputados federales. El reto es mayúsculo para quien logre quedarse con la dirigencia nacional, de ahí que la pelea no será nada sencilla. Y no olviden que Anaya buscará la senaduría para después empeñarse en la candidatura a la gubernatura. Él sabe que todos saben en su partido que esa es la meta de su ambición: gobernar Querétaro.

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