SOCIEDAD Y GOBIERNO RESPONSABLES DE LA TRAGEDIA EN TULTEPEC: HÉCTOR PARRA

TRAS LA VERDAD

Una vez más se ciñe la tragedia en varias familias por la irresponsabilidad de negociantes de juegos pirotécnicos, padres de familia; así como gobierno, al permitir el uso, manipulación y venta de fuegos pirotécnicos sin control. Contabilizan 32 muertos hasta ahora.

 El uso de la pólvora siempre ha sido no solo de sumo cuidado, también de alto riesgo por las consecuencias que pueden originar cualquier accidente, sin embargo el exceso de “confianza” en su manejo hace que se abuse de su manipulación, llegando incluso a quedar en manos de menores, lo que aumenta el riesgo de accidentes mortales.

 Ahora le tocó al mercado de fuegos pirotécnicos del Municipio de Tultepec, Estado de México. La tragedia se hizo presente en una gran conflagración que ocasionó la muerte de muchos imprudentes, inocentes y autoridades que no impidieron el manejo y venta discrecional del material explosivo.

 Son los tres órdenes de gobierno los responsables de esa tragedia, pasando por los mismos pobladores dedicados al mercado clandestino de producir juegos pirotécnicos que rebasan las autorizaciones que conceden las autoridades después de una supuesta escrupulosa revisión del cumplimiento de las medidas de seguridad.

 De acuerdo a las leyes y reglamentos, el interesado en manejar pólvora para un negocio, solicita permiso a la Secretaría de la Defensa Nacional, esta instancia pide al gobierno del estado su visto bueno, quien a su vez también necesita el visto bueno de la autoridad municipal y esta a su dirección o departamento de protección civil. Lo mismo sucede cuando compran dinamita para trabajos especiales.

 Si reúnen los requisitos, hasta entonces se otorgan los permisos y después la constante supervisión de las autoridades para evitar que se modifique la naturaleza del permiso. La fabricación de pólvora es relativamente sencilla.

 El problema viene después, cuando quienes obtienen los permisos trastocan la naturaleza de sus permisos y licencias, empiezan a producir pólvora de mayor potencia, juegos pirotécnicos muy poderosos, acumulación y almacenamiento de pólvora y productos; personas que no saben ni conocen de la peligrosidad del manejo de la pólvora, inclusión de menores de edad en los negocios, colocación de aparatos eléctricos como televisores, radios y más que incrementan el riesgo de una conflagración; este cúmulo de irresponsabilidades es lo que lleva a las desgracias como la ocurrida en esta ocasión en Tultepec, Estado de México.

 ¿Dónde quedó la responsabilidad de las autoridades que dejaron de supervisar el buen uso y manipulación de la pólvora? ¿Dejaron de hacerse las revisiones? ¿Qué pasó con protección civil federal, estatal y municipal?

 Por supuesto que si los dueños y empleados de los negocios de la venta de juegos pirotécnicos cumplieran con los requisitos de seguridad y protección civil, difícilmente, excepcionalmente pasaría lo que sucedió.

 Pero no, a la primera inician los abusos, producen juegos mucho más poderosos, capaces de ser utilizados en atentados; conocemos bien los “cuetes, palomas” y demás que clandestinamente producen y venden a escondidas de las autoridades; son tan peligrosos que pueden hacer volar un auto, matar a personas. Estos son verdaderos asesinos en potencia y todo por ganarse unos cuantos pesos más.

 Conclusión. La grave responsabilidad por desgracia es compartida entre autoridades, dueños de los negocios y sociedad, a esos lugares precisamente acuden muchas personas a comprar esos poderosos juegos pirotécnicos a sabiendas del peligro. Las consecuencias ahí están una vez más.

 Mientras la sociedad no adquiera la suficiente sensibilidad y responsabilidad, estas tragedias se seguirán presentando. Y en tanto las autoridades responsables –irresponsables- continúen desdeñando su obligación de supervisar con rigor y energía, todos serán corresponsables de estos trágicos y lamentables hechos.

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