¿SOMOS UN PAÍS DE CORRUPTOS? ALFIL

Molesta a toda la población el saber la manera tan cínica de enriquecerse muchos de los políticos, parientes de políticos, empresarios y pseudo empresarios, abusando del presupuesto público: del dinero del pueblo.

 No hay gobernador que no haga uso de su poder para enriquecerse, unos más otros menos, pero todos participan del “ágape” que les ofrece el erario. Lo mismo sucede, otro tanto, con presidentes municipales, diputados, senadores y por supuesto presidentes de la república.

 Por eso se arman las “camarillas en busca del poder”. Todos prometen ayudar al pueblo con el dinero del pueblo. Dicen apoyar a la sociedad ¿Pero cómo le hacen? ¡Con el mismo dinero que es de la sociedad! Para el año 2017 serán más de 4 billones de pesos, para repartirse entre todos los entes públicos federales, estatales y municipales; más lo que cada estado y municipio puedan recaudar. Y muchos de los políticos ya se preparas para repetir en el proceso electoral del 2018.

 Podríamos pensar de buena fe y creer que no todos los políticos son corruptos; pero con los que sí son es más que suficiente para no permitir que México pueda despegar y lograr que la población tenga un mejor estadio de vida, tener servicios de primera, buena educación, empleos bien remunerados, seguridad social de calidad, educación de calidad, seguridad pública, procuración de justicia y justicia que garantice el castigo a delincuentes, entre ellos a los corruptos. Pero no, empezando por los Ministros de la Suprema Corte de Justicia, que perciben medio millón de pesos mensuales, del erario, mientras que el salario mínimo apenas alcanza los 70 pesos ¡Así es imposible!

 Irrita, molesta, ofende sobre manera lo que se difunde en los medios de comunicación sobre los atracos cometidos al erario por algunos gobernadores, aquellos que de manera cínica se excedieron en el abuso; miles de millones de pesos fueron saqueados del presupuesto público. Dinero que pertenece al pueblo de México, literalmente fue robado ¿Dónde está toda esa estructura burocrática supuestamente encargada de vigilar el uso honesto y transparente del dinero? Literalmente son coparticipes de los “cochupos”.

 Y cuando los corruptos no pudieron esconder los atracos que estaban a la vista de todos, es cuando otros políticos se “ofenden, gritan, se desgarran las vestiduras” exigiendo castigo. En tanto no suceden nadie acusa, callan; y si alguien osa denunciar se le viene encima la fuerza del aparato gubernamental para sancionar al “difamador”; o bien las amenazas se hacen presentes, si es que no los privan de la vida para acallar las acusaciones.

 No hay color de partido que se excluya de la corrupción; todos, unos más otros menos, según la parcela que cultiven. Los políticos son los mismos, solo distribuidos en diferentes partidos.

 Y si queremos ser objetivos, habrá que reconocer que -en menor grado- parte de la población anda por las mismas. El mecánico abusivo que cobra de más; la aseguradora que no quiere pagar y busca cualquier pretexto para evadir la responsabilidad; que el carpintero pide por adelantado para la compra del material y no hace el trabajo; el automovilista que se pasa el alto, se estaciona en lugar prohibido; el abogado  que litigante cobra por adelantado y no hace su trabajo; el médico que no quiere dar factura para no pagar impuestos o inventa cualquier pretexto para operar y sacarle el dinero al paciente; la agencia de automóviles que cobra por servicios que no hace; los dueños de estacionamientos que cobran sin responsabilidad alguna; los restauranteros que abusan cobrando más por un pésimo servicio; los taqueros y torteros que no pagan impuestos; los periodistas que difunden mentiras y cobran por la desinformación etcétera.

 ¿Estamos destinados a ser un país de corruptos? ¡Por supuesto que no! También hay millones de mexicanos y mexicanas de bien, honestas, trabajadoras, que con el producto de su esfuerzo logran salir adelante. Sin embargo esas y esos mexicanos que trabajan están cansados de sostener la carga impositiva para que otros abusen de esas aportaciones; por eso hay voces que se alzan y promueven el no pago de cargas impositivas hasta no comprobar que se castigue a los corruptos aquellos que literalmente se llevaron el dinero de los contribuyentes y hoy andan libres o en otros cargos públicos.

 ¿Qué hacer o cómo hacer para que esto cambie? Se requiere un esfuerzo conjunto para sacar a México adelante. Ciudadanos y autoridades debemos transformarnos; la única moneda de cambio debe ser la honestidad, la eficiencia, la eficacia, el trabajo, la educación. Y por supuesto el castigo a los corruptos y delincuentes. De no ser así, seguiremos como hasta ahora. Un país castigado por la corrupción colectiva, echando culpas unos y a otros. Mientras esto no cambie, seguiremos viendo las “camadas” de políticos enriqueciéndose no con el producto de su esfuerzo; no, enriqueciéndose con el dinero del pueblo y los otros también ¡Es tiempo de cambiar!

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