“Trump en México y su Destino Manifiesto”. Jesús Roldán Acosta.

“Frecuencias”.

Invitado por el gobierno federal arribó a la Ciudad de México el candidato Republicano a la presidencia de los Estados Unidos de América, Donad Trump, por breve espacio de tiempo se reunió con el presidente de México, Enrique Peña Nieto en la Residencia Oficial de “Los Pinos”.

Roldan

Recordemos que desde hace dos años, Donald Trumpo se ha caracterizado por exponer en sus mensajes iracundos discursos, aderezados de fuerte carga emocional en contra de los “no anglosajones de origen” y de rechazo a la población musulmana, asiática, latina y sobre todo mexicanos; sus elevados y soeces epítetos pretenden recrear la continuación del “Destino Manifiesto”, donde –antaño-, la raza blanca disponía de los destinos y recursos de esa nación.

Me imagino que habrán dialogado acerca de una serie de importantes asuntos de interés recíproco para ambas naciones, como son los casos de las renegociaciones de Acuerdos de Libre Comercio, de las relaciones comerciales con la República Popular China y del bloque Canadá, México, Estados Unidos; pese a que el morbo o prurito de curiosidad de la gente apuntaba más hacia la constante amenaza del norteamericano para pretender obligar a que nuestra nación construya y pague el muro a lo largo de la zona limítrofe entre los dos países y que abarca poco más de tres mil kilómetros –en caso de que triunfe en las elecciones del próximo mes de noviembre-, donde tiene por fuerte contrincante a Hillary Rodham-Clinton.

Ésta, por cierto, no es ningún flan, ni mucho menos se le atribuye que sea mujer fácilmente manipulable; ya que cuenta con cimentada experiencia en los asuntos estratégicos y de interés en la Seguridad Nacional estadounidense, así como de su trato con inversionistas y capitales extranjeros.

No en balde, ella acompañó a su esposo en el tiempo que William (“Bill”) Clinton ocupara el cargo de Gobernador de Arkansas, así como por la acuciosa y desgastante experiencia, durante los ocho años en que Bill Clinton fue presidente en la Casa Blanca (sita en la famosa Avenida Pennsylvania); además de su paso como Titular del Departamento de Estado -en nuestro país el cargo similar es de Secretaria de Relaciones Exteriores (SRE)- y de haber sido Senadora.

Volviendo al tema de esa intrincada visita, además de considerarla como una tontería e imprudencia de haber extendido esa invitación, por el contrario, lo alentador y no lo olvidemos, que aún No compromete a México, en nada.

A Trump se le invitó exclusivamente como ciudadano extranjero y candidato a ocupar la alta encomienda como presidente de esa nación.

Esa decisión, pasó por encima del protocolo diplomático, que muy bien conocen los integrantes de la Cancillería mexicana, tampoco hubo consultas con la Embajada de ese país acreditada en México, mucho menos se hicieron, ni se tomaron en consideración los conductos de nuestra representación en Washington, D.C.

En síntesis, hubo claro desconocimiento del Protocolo Diplomático el cual prevalece en ese tipo de casos; Peña Nieto hizo caso omiso y desairó a la responsable de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz-Massieu Salinas (sobrina del ex presidente Carlos Salinas de Gortari) y a nuestro Embajador.

Más que nada las repercusiones negativas a ese dislate presidencial se presentó en las redes sociales, así como en algunos medios de comunicación; mas no existe una obligatoriedad jurídica (o sea, no es vinculante) para que México obedezca y tampoco acate a pies juntillas la imposición de Trump.

México, como país, no está obligado a nada en ese sentido.

Sin embargo, los malos augurios, podrían permanecer con la continuación de errores -de parte de Peña Nieto-, considerado por muchos ciudadanos como individuo “bipolar” y de comportamiento esquizofrénico-paranoide, como bien apuntara en días recientes, el periodista Ernesto Villamil en una nota publicada en la Revista Proceso.

Sin embargo, en caso de que Donald Trump llegara a ocupar la presidencia de esa nación, tendrá forzosamente que lidiar con el Congreso y sus dos Cámaras (Senadores y de Representantes) –el similar de ésta en México es de Diputados- no le será nada fácil que logre su recurrente propósito de que México pague por la construcción del trillado “muro” fronterizo, ya que en el ámbito interno pretenderá equilibrar e imponer grosera y abruptamente su decisión unilateral.

De continuar la presión del empresario estadounidense para que Enrique Peña Nieto, en uno de sus tantos desatinos e inestables momentos, podría hacerle caer en el garlito y “apoquinarle” para la construcción de ese nefasto muro.

¿Nos merecemos ser sobajados a ese nivel?

Hemos sido por muchísimo tiempo, una nación supeditada a las decisiones foráneas; el espíritu de la Malinche ha permeado hasta la médula el Ser y el Hacer de muchos de los mexicanos.

Aunado a que las decisiones unilaterales de los personajes sombríos, agrupados en el conocido “Grupo Atlacomulco” (Estado de México), al que pertenece el propio Peña Nieto, le han perjudicado en demasía a nuestro país.

Recordemos que de esa soterrada agrupación han pertenecido el ex presidente Adolfo López Mateos, Gustavo Baz Prada, Carlos Hank González, Arturo Montiel, Alfredo del Mazo, entre otros más.

Uno se pregunta, ¿por qué se ha mantenido Donald Trump en el imaginario colectivo estadounidense y se ha replicado hasta el hartazgo en países como el nuestro?

Es simple, es merced al gran apoyo que éste recibe de la maquinaria de los dueños de los principales e influyentes medios de comunicación de su país; éstos son muy fuertes y en gran medida son quienes le financian la campaña a Trump.

¿Qué tan rabioso está en contra de los mexicanos?

Su enfermedad es más que nada por arribar al poder político y financiero.

En cuanto a lo doméstico, en México, llama la atención –aunque sea bastante tardía lo expresado por el senador Miguel Barbosa (del PRD), al referirse que “el análisis de la política exterior mexicana es una facultad exclusiva del senado de la República y de que la entrevista de Enrique Peña Nieto y Donald Trump es un hecho de política exterior y no de índole privado”, afirmó el senador por Puebla.

Sin embargo, la Cámara de Senadores no ha emitido ningún pronunciamiento oficial en ese sentido. O sea, ha sido permisiva y muy laxa.

¿Nos iría mejor con Hillary Rodham-Clinton como presidente?

Desafortunadamente, ésta también trae “un gran lastre, al que se le puede pisar mucho”.

A la fecha, esa nación no cuenta con una persona fuerte y de respetable figura política, que surja como la “tercera opción”.

¿Podría el Senador Demócrata Bernie Sanders emerger como el “Ave Fénix” y dar la gran sorpresa con el apoyo de gran parte del electorado estadounidense?

Por último, no olvidemos la expresión mexicana: “Perro que ladra No muerde”; pero, por si acaso, habremos de permanecer muy alertas y no ser predecibles. Para lo cual, tendremos que consolidar nuestras alianzas comerciales y políticas con naciones que no son proclives a Trump, como son: la Gran Bretaña, Francia, China, Canadá, Japón, la República Bolivariana de Venezuela, de Bolivia, Ecuador, Brasil, entre algunos más.

Lastimosamente, desde tiempo atrás, las relaciones bilaterales de Comercio de México, allende la frontera norte, siempre han trascendido al 80% de ese tipo de intercambio; es decir, “hemos puesto todas las manzanas en una sola canasta”; tendremos que diversificar esta gran asimetría.

@JROLDANA

Entradas relacionadas

Dejar un Comentario

77 − = 76