¿VALEN LA PENA LOS DEBATES? ALFIL

TRAS LA VERDAD

No hubo sorpresa alguna en el resultado de la exposición de ideas de los candidatos al gobierno del Estado; las descalificaciones no se hicieron esperar en aquellos que simplemente saben que no tienen la menor posibilidad de triunfo ¡Ganó Roberto Loyola!

Sabe el candidato de MC que carece de posibilidades reales de ganar la elección el 7 de junio próximo, de ahí que no se tomó la molestia de asistir al debate entre los contendientes. Celia Maya García, también está consciente de que no ganará la elección, por eso prefiere divertirse antes que hacer planteamientos serios de campaña, por eso no entró de lleno a la exposición de ideas ni programas en lo que pudiera ser su gobierno en el lejísimo supuesto de obtener el triunfo en las urnas.

Adolfo Camacho, hace el intento con sus propuestas de campaña, participa y provoca al candidato del PAN, lo incita para que aquel se salga de sus “cabales” y trompique, sabiendo que es de “mecha corta” y explota con facilidad, incluso le sugiere se vaya a su rancho a trabajar en lugar de pensar en ganar. Ágil de mente, sabe de lo que habla, pero también conoce la realidad del electorado, está seguro que perderá la elección; sin embargo busca que su partido -el PRD- obtenga una cantidad importante de votos, al menos superior a Morena, ese es su objetivo, que no los rebase por la izquierda el Movimiento de Andrés Manuel López.

Francisco Domínguez Servién, confiado en el voto del PAN, carente de discurso y de ideas trascendentes, prefirió gastar su tiempo dedicándolo a la diatriba, al discurso que se aprendió de memoria, aquel que sin mayores elementos dice que el PAN es mejor que el PRI. Confía en el voto que no se razona y va por las simpatías que cree haber acumulado durante varios años de campaña; confía en el abrazo y la fotografía; su campaña apoyada más en la promoción de su imagen que de sus ideas, secundada por la “guerra sucia” ya tradicional desde que instituyeron el “Ave Azul”, programa que consistente en vencer al oponente por medio del sistemático desprestigio.

Roberto Loyola Vera, dejó en claro que es el hombre con experiencia y con ideas claras de cómo se debe gobernar. Arma bien su discurso y plasma ideas claras, concretas de cómo mejorar las acciones de lo que podría ser su gobierno. A fin de cuentas es el candidato con una carrera política sólida, con experiencia administrativa suficiente que le permite saber bien a bien cómo se articula y funciona un gobierno eficiente y eficaz.

En el debate Roberto Loyola se caracterizó por ser el mejor “formado”, con un discurso fluido e ideas coherentes, sin el menor ánimo de confrontarse y sí de exponer con claridad cuál es su objetivo para continuar fortaleciendo al Estado de Querétaro y por ende a los queretanos. El debate sirvió para confirmar aquello que se sabía.

No se puede pedir mucho de este simulacro de debate, sin embargo de manera objetiva quedó en claro quién es el mejor candidato de entre los cinco contendientes. De eso no existe duda, por eso Roberto sigue sumando voluntades de diferentes corrientes políticas.

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