¿Y EL TORERO DEL TORITO?

TRAS LA VERDAD

 

¿Dónde quedó el torero de “El Torito”? Torero es aquel que por medio de verónicas, capotazos, pasos dobles y más logra dominar y matar al torito por medio de una espada que atraviesa el corazón del animal y si se resiste, la estocada final para terminar con la vida del pobre torito.

Nadie logra entender ni definir el por qué llamado “El Torito”, lugar en el que van a parar los automovilistas que son detenidos por la autoridad de tránsito cuando llevan cierto grado de alcohol en la sangre, que es detectado por medio del instrumento denominado alcoholímetro. Pero bueno, si en el DF, alcanzó fama ¿Por qué no hacerlo también en Querétaro? Al menos mediáticamente.

Es un tema recurrido socialmente, dado que la ingesta de alcohol puede darse desde casa, en fiestas, reuniones o en lugares autorizados por la autoridad para venta y consumo. Y en Querétaro esa ingesta ha alcanzado niveles alarmantes, según los censos en los que ubican a las y los queretanos –jóvenes- en primer lugar a nivel nacional ¿Y qué hace la autoridad que implementó el programa de “El Torito” para evitar ese exagerado consumo de alcohol?

Hasta ahora no se sabe que la autoridad municipal haya hecho algo para contrarrestar ese mal social, solo sancionar al último eslabón de la cadena, encerrándolos en la cárcel municipal llamada pomposamente “El Torito”. Cuando que el problema real debe ser crear y aplicar la política social que combata el mal y no solo la consecuencia, la que por cierto ha resultado un buen negocio para la autoridad, dado que recauda buenas sumas por concepto de multas, pareciera que ese es el verdadero fin, recaudar dinero.

Dada la problemática social sobre el excesivo consumo de alcohol entre la juventud, se asocia otro gran dilema que al parecer nadie atiende, digo, al parecer, debido a la falta de información al respecto. Se trata de la venta de alcohol adulterado en la mayoría de los centros de “diversión” de la juventud, denominaos antros, cantinas o “afters”. No hay autoridad que constate, verifique, pruebe que el alcohol que venden en esos lugares sea de la calidad que se dice en la botella. Nada de eso.

Me di a la tarea de preguntar a una gran cantidad de jóvenes, mujeres y hombres, sobre las consecuencias del consumo del alcohol en esos lugares en donde se expende sin control alguno; la única medida es la propia intoxicación del cliente, solo les importa a los dueños el pago del consumo, no la salud de los consumidores. Y, dese la entrada la selección y discriminación de la clientela: Tú si entras, tú no entras.

Por si lo anterior no fuese poco, los jóvenes que he entrevistado han coincidido en la venta y consumo de alcohol adulterado ¿Cómo lo saben? Pregunté. Por los efectos que causa, respondieron. Con unas cuantas copas se embriagan hasta perder la noción de lo que dicen y hacen; al siguiente día viene el fuerte dolor de cabeza, vómito y malestar. Afirman que eso no es normal. Sin embargo llega el nuevo fin de semana y las acciones se repiten ¿Dónde está el torero que inventó “El Torito”, para que suba un poco en la cadena del consumo del alcohol y combata esos males que son tolerados por la autoridad, o al menos son ignorados.

¿Dónde, quiénes, cómo  distribuyen ese alcohol, dónde están los que negocian el alcohol adulterado? De esto nada se dice ni se sabe. Es más, parece mejor ignorarlo que atacarlo a pesar de ser un mal social con secuelas desastrosas para la salud y no se sabe si trae mayores efectos a largo plazo. Es pues mejor soslayar el problema que está a la vista de miles y nadie hace nada. La industria del alcohol adulterado es tan mala como la venta de cualquier estupefaciente ¿Entonces?

Por eso la pregunta inicial ¿Dónde está el torero que lidia con “El Torito”? Todo parece indicar que es mucho más sencillo combatir las consecuencias y no el origen del problema, además las aristas como la venta de alcohol adulterado ¿A poco no?

No he visto campaña institucional alguna que motive a los jóvenes a evitar el consumo de alcohol, mucho menos a los viejos. Tampoco he visto campañas de verificación de autenticidad del alcohol, como sí lo hace con el alcoholímetro; esta va más dirigida a: “toma alcohol, pero no manejes”. Con la consecuencia de, si te detienen con aliento alcohólico te encerramos y pagas una cuantiosa multa. Espero que las autoridades hagan algo más allá de encerrar a los jóvenes ya de por sí castigados por consumir alcohol adulterado. Esperemos salga en verdad el torero que lidie con “El Torito”, sin llegar a matarlo ¡Y ya viene otro fin de semana proclive para el consumo del alcohol!

Entradas relacionadas

Dejar un Comentario

33 − = 25