CADA QUIEN SU RESPETABE OPINIÓN EL UNICO RESPONSABLE ES EL GOBIERNO

TRAS LA VERDAD

Donald Trump, ha vuelto loco a los mexicanos con sus políticas de estado, que si el muro, que si el TLC, que si los migrantes. Ha provocado diversidad de opiniones; aquellas que incitan a un rompimiento de las relaciones con los EUA y las moderadas, que insisten en el diálogo.

 Este día Trump firmó órdenes ejecutivas, aquellas que no requieren la aprobación de ninguna de sus cámaras, para que se inicie la construcción del muro que ya existe –es algo ilógico- y el reforzamiento de medidas de seguridad de su frontera con México, aumentando el número de elementos de la guardia de seguridad ¿Cuál es el problema?

 Aquellos que se desgarran las vestiduras por los actos ejecutivos de Trump, simple y llanamente no tienen razón. Sin embargo con sus opiniones provocan no solo desconcierto en millones de mexicanos, generando desinformación. Los EUA pueden levantar otro muro, allá ellos, es su territorio –por cierto el que robaron a México-; la razón del muro que ya existe es para reforzar su seguridad y no les falta razón, por la enorme cantidad de personas que traspasan su frontera ilegalmente.

 En lo que nadie está de acuerdo -en su sano juicio- es obligar a nuestro país a que pague el muro, que por capricho ordenó la construcción Donald Trump, seguramente aprovechando que esa es la rama que conoce a la perfección: la construcción. Una manera que le ha permitido a él y a su familia volverse multimillonario, tal vez por eso el señor quiera hacer negocio ilegalmente.

 Ahora que, legalmente no hay forma de imponer esa obligación a nuestro país, excepción hecha que lo realice con trampas como imponer un impuesto a las remesas que los mexicanos envían a sus familiares a México, pero no lo estaría pagando nuestro país, serían por la vía de impuestos; esta medida sí deberá pasar por la aprobación de su Congreso, ya no sería la famosa orden ejecutiva.

 O tal vez imponiendo aranceles impositivos a determinados productos que se importen a los EUA, pero tampoco sería México el que solventaría el gasto. Es cosa de trampas que puede hacer “legalmente” el tramposo de Trump, pero jamás saldría un peso del erario federal para costear el muro de la ignominia.

 Que Donald quiere expulsar a millones de indocumentados por medio de redadas masivas, estría en su derecho si se trata de ilegales en su país. Eso no es ninguna novedad. El problema por supuesto es para México, cuando retornen esos millones de mexicanos sin dinero y sin trabajo. Aquí se genera la responsabilidad compartida tanto de los mexicanos que producen más hijos, que empleos puede generar la iniciativa privada; aquí es en donde muchos irresponsables critican la falta de creación de empleos al gobierno en turno –es más sencillo que criticar a millones de padres irresponsables que trajeron hijos de manera irresponsable- ¿Qué harán esos millones de mexicanos? ¿Habrá más delincuencia  y más problemas sociales? Seguramente muchos crearán pequeños empleos, no así la mayoría.

 Regresarán a México muchos delincuentes que hoy viven en los EUA. Ese es nuestro problema como país y los estadounidenses no harán otra cosa que limpiar su casa. Defensores de derechos humanos pegan el grito para que en las deportaciones no se violen los derechos humanos. Lo cual será difícil de cumplir, dado que los gringos son violadores natos de derechos humanos, en eso se especializan y no hay quien los obligue a respetarlos. Ahí está Guantánamo como ejemplo mundial del horrendo encierro y tortura a la que sujetan a presuntos delincuentes, la comunidad internacional lo sabe y no se ha podido hacer nada, Obama intentó cerrar ese centro de tortura y no lo logró.

 Lo más interesante de esta relación de países “amigos” es lo relativo al TLC, firmado por los tres países del norte de América, Canadá, Estaos Unidos y México. Cada país tiene sus propios intereses. Por ejemplo, Canadá seguramente estará más ligado a los estadounidenses por varias razones; entre ellas la lengua, el dólar canadiense que vale igual que el norteamericano y sus orígenes, no en balde en ese país se habla tanto el inglés como el francés. Ambos países son colonialistas. Sus intereses están más comprometidos, más ligados con los EUA que con México. La natural es que negocien mucho más fácilmente con los gringos que con los mexicanos. Eso es de lógica elemental. Así de simple. Pero no falta los catastrofistas que opinen lo contrario y piensen que Canadá abandone a México por irse con Estados Unidos; por supuesto es la lógica y no hay por qué estrañarse.

 México –gobierno e inversionistas- se confió demasiado y en la comodidad del mercado estadounidense por su cercanía aceptó millones y millones de dólares, para bien o para mal. A los norteamericanos les convino invertir en México por las facilidades para ello y por pagar salario mísero en nuestro país. No fueron tan bondadosos; el empresario, es regla mundial, busca el lucro, no la pérdida de empleos, no son filántropos. Por eso les ha convenido invertir en el paraíso laboral que representa nuestro país; ahí están incluso las reformas laborales que han beneficiado a los empresarios para que el trabajador tenga menos prestaciones y bajos salarios, todo con la pretendida ilusión de mejorar la productividad, la calidad y cantidad, condiciones para mejorar los salarios ¡Falso! Desde que se reformó la Ley Federal del Trabajo: nada. Todo ha sido pensado en favorecer la inversión antes que mejorar las condiciones de los trabajadores mexicanos, esa perversidad continúa; de ahí que millones de mexicanos sigan buscando mejores oportunidades cuando se van a los Estados Unidos, allá ganan mucho más dinero que en su propio país.

 Sin embargo no será sencillo encontrar el punto medio para que el Tratado tripartita satisfaga a las partes; Trump desea revertir las ventajas que el Tratado ha traído a los inversionistas estadounidenses y de paso a nuestro país con la creación de miles de trabajos manufactureros. Somos un país de maquila. Trump deberá incentivar a sus inversionistas o castigarlos para que dejen de enviar dinero a otros países. Él quiere y está en su derecho –obligatorio- se generen más empleos en su país. Esa pretensión la deben tener todos los gobernantes, así de simple, nada novedoso.

 Por eso vale la pena el respaldo al gobierno de México, para que, en las negociaciones se puedan obtener ventajas tripartitas, como hasta ahora ha sucedido. Los negociadores mexicanos deberán ser muy duchos en la materia, seguramente se en enfrentarán a otros igual o mejores que ellos, no creo que más tontos o inexpertos. Las reglas de la negociación deben ser muy sencillas ¿Qué me das y qué te doy a cambio? No deberán existir amenazas de: si no aceptas cierro las fronteras. Eso no podrá ser, ambos países se necesitan, así de simple. No hacer caso a las voces catastrofistas que auguran lo peor o que incitan en la no negociación: que no vaya Peña a ver a Trump ¡Por favor! ¡Primero México y después México! Sin sumisión ni confrontación. Enrique Peña Nieto, por la noche dijo quedar pendiente su decisión de ir a los EUA, con base en los acuerdos que tomen en el Senado y la Conferencia de gobernadores, eso le permitirá consolidar su resolución.

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