¿DEBATE ELECTORAL O DESPRESTIGIO PERSONAL?

TRAS LA VERDAD

El evento organizado por el IEEQ, que pretendió ser un debate de ideas y programas, entre la y los candidatos al gobierno del Estado, fue aprovechado por quienes saben que carecen de más mínima oportunidad de ganar, para calumniar y desbordar incoherencias.

 El candidato de MC, quien se dijo no ser político, probó ser un mal ciudadano. Nunca atinó a hilar ideas coherentes que hicieran ver, al menos, en qué consiste la plataforma electoral de su partido. Nada de eso, prefirió irse por el dispendio del discurso a través del desorden de las ideas y cuestionar al candidato con mayores probabilidades de triunfo, a Roberto Loyola Vera, quien inteligentemente ni lo vio ni lo oyó, prefirió ignorarlo.

 La candidata de Morena, magistrada del TSJ del Estado, cayó estrepitosamente al afirmar que en Querétaro no hay justicia ¡Inconcebible! La candidata lleva más de 30 años viviendo del presupuesto público en la impartición de justicia. Luego, con ademanes y gesticulaciones que no correspondían con lo que decía, prefiró hablar de Amlo. Aspirante que se perdió en el limbo de las ideas. Sin posibilidad de triunfo, dejó pasar la gran oportunidad de mostrar ideas de una jurista; prefirió irse por el discurso fácil de acusar de corrupción a todos, no sin antes afirmar que ellos, solo ellos, son la esperanza de México.

 El candidato del PRD, buen muchacho queretano que se distinguió por la broma de pedirle a sus oponentes sus propuestas para incluirlas en su programa de gobierno, ya que él iba a ganar la contienda; o que él y Roberto Loyola son los buenos. No sin antes cuestionar al candidato del PAN, si llevaría a su equipo de trabajo a varios panistas inmersos en escándalos, problemas legales o de desprestigio político. Él sabe que no tiene posibilidades de triunfo.

 El candidato del PAN enfocó su participación en tres frentes; uno cuestionando a Roberto Loyola, sobre el origen de su patrimonio; otro, comparando ambas administraciones municipales, ponderando la de este como la mejor; y el tercer frente sobre algunas de sus propuestas en los temas asignados. En este último punto, si el candidato no tiene enfrente su discurso, se pierde y divaga, tartamudea, carece de los puntos esenciales de las propuestas que le preparan; sus asesores le dijeron que no improvisara. Y así el supuesto debate quedó en un buen intento.

 La objetividad demostró que el candidato mejor preparado es el del PRI, Roberto Loyola. Seguro de lo que leía o decía, ahondaba en los temas. No dejó pasar cuestionamiento alguno de Domínguez, a todos dio respuesta.

Todo un programa de gobierno -en los temas tan delicados que les fueron planteados como el de seguridad- no puede desarrollarse en cinco minutos y después debatir sobre la viabilidad de su aplicación. Solo pincelazos son los que dan, nunca una imagen completa. De tal suerte que el debate quedó en pretensión, sobresaliendo las descalificaciones y el pretendido desprestigio. Los queretanos tienen más elementos de justipreciación que sirven para su análisis y reflexión. Si se pretende tener un ganador en la justa organizada por el IEEQ -sin prejuicio alguno- todo indica que Loyola fue el mejor. Pero, usted tendrá la última palabra.

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