En cuanto a promesas, más vale pocas y verdaderas, que muchas y falsas

“No mentirle a la Universidad y entregarle su 10 por ciento de incremento anual, verdadero, e ir en acuerdo con la Rectoría, con más infraestructura”, son palabras textuales con las que manifestó su compromiso el ahora gobernador Francisco Domínguez Servién con la Universidad Autónoma de Querétaro, institución de la que tiene su título como Médico Veterinario Zootecnista.

De ese día histórico (1 de junio del 2015) en el que la máxima casa de estudios del estado recibió a Pancho Domínguez y al resto de los candidatos a la gubernatura de la entidad, han transcurrido apenas seis meses y ya en la administración estatal, a la que llegó favorecido con el voto de los universitarios, como todo un demagogo falta su compromiso que tiene al ser mandatario de Querétaro y “100% UAQ”.

El mensaje es claro, se acabó el romance de las campañas y a su Universidad ya nada más le dará 3.1 del prometido “10 por ciento de incremento anual, verdadero”, es decir, directo a la institución y no cifras de artilugio para completarle lo que le falta con 6.9 por ciento a obras que él mismo, en ese entonces, consideraba adicionales y que, por supuesto, no se tiene certeza de cómo el gobierno vaya a ejercer ese recurso y a qué constructora le encomiende estas labores.

Ante la presión de la comunidad universitaria distinguida por los avances que ha tenido en su calidad académica y por tener un espíritu crítico y democrático, Francisco Domínguez recurre a generar confusión, amedrentar e insultar. Está enojado y es que en días pasados el Consejo Universitario envió una carta a la Presidencia, a Hacienda y a la SEP para manifestar su justa inconformidad por los recortes que a nivel federal sufrieron las Universidades, y la misiva ofendió más al gobernador Domínguez que al mismo Enrique Peña Nieto.

El asunto es que la bolita le iba a llegar al gobierno estatal, porque las restricciones económicas no fueron sólo a nivel federal, tal como está demostrado en el proyecto de Presupuesto de Egreso que presentó a la Legislatura local.  A su Alma Máter, de la que se dijo “100% universitario”, le falló al asignarle el incremento presupuestal más bajo de los últimos 15 años.

¡Pero, ojo! también deshonró su palabra con el resto de la sociedad queretana a la que le prometió que su apuesta sería en la educación y es que a otras instituciones de educación superior y media superior, que realizan una importantísima labor con la juventud, les redujo el presupuesto estatal de forma dramática.

El gobierno entrante de Francisco Domínguez puso en una situación de precariedad al Colegio de Bachilleres, a las universidades tecnológicas de Querétaro y San Juan del Río, al Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Querétaro, a la Universidad Politécnica, a la Tecnológica de Corregidora y a la Universidad Politécnica de Santa Rosa Jáuregui, como si en esa localidad no tuvieran suficientes problemas de inseguridad y de carencia de oportunidades para sus jóvenes.

¡Qué desatino! El asunto no está terminado y no todo está dicho por más que el gobernador confunda los posicionamientos del Consejo Universitario con la voluntad del rector, a quien ha insultado diciéndole Chimoltrufia y le ha pedido que se “asiente”, pues considera irresponsable que los universitarios exijan lo que les corresponde y con ello evidencen su engaño.

Esto es un mal principio no sólo en su relación de gobernante con la máxima casa de estudios de Querétaro, sino para toda su administración al frente del Ejecutivo del estado.

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