¡TODO NIEGAN. ASÍ NO ES POSIBLE! ALFIL

TRAS LA VERDAD

 Personal científico de la Universidad de Innsbruck, de Austria, identificaron al segundo estudiante normalista asesinado el 26 de septiembre pasado. El laboratorio, uno de los más calificados a nivel mundial, por ello llevaron los restos calcinados para que pudieran ser identificados, dado el alto grado de deterioro de las muestras.

 A pesar de haberse identificado científicamente a dos de los estudiantes calcinados –Alexander Mora Venancio y Jhosivani Guerrero de la Cruz-, los padres de estos se niegan a darle credibilidad a esos resultados. Sin embargo sí le dan crédito a todas las pruebas que arrojen duda sobre lo realizado por la PGR, en el proceso de investigación.

 Para los peritos que ponen en tela de juicio o dudan, como lo hicieran hace unos días los independientes de la CIDH, sobre las pruebas aportadas por el MP Federal; para ellos sí hay credibilidad ¡Así no es posible!

 A pesar de las múltiples pruebas aportadas por la autoridad, incluso con algunas deficiencias procesales, para los padres de familia y los grupos radicales que los impulsan, ha resultado “lucrativo” negar la verdad de los hechos.  Han paseado por varios países, van a marchas, viajan y viajan; y todo sin costo alguno para sus bolsillos. De tal suerte que si aceptan que los 43 normalistas ya están muertos, el “negocio” se les termina. Seguramente por ello niegan sistemáticamente que sus hijos estén muertos.

 Inconcebible que el padre de uno de los que ya fueron identificados como aquel que fuera calcinado, Ezequiel Mora, asegure que su hijo sigue con vida; que los normalistas están secuestrados y dispersos por varios lugares. Y con eso del apoyo que les ha brindado Amlo para continuar con su lucha, la resistencia aumenta. Se concluye que, además de lucrativo económicamente, políticamente es muy rentable para algunos grupos políticos empeñados en crecer y ver decrecer a sus oponentes más fuertes.

 Nadie sabe cuánto han erogado a la fecha los padres de los normalistas que se pasean por doquier demandando al gobierno federal la “aparición” de sus hijos y acusando al gobierno federal de haber cometido un “crimen de estado”. Han encontrado simpatizantes que gritan sin saber el porqué. Lo cierto que han sido millones de pesos los erogados; no solo es el pago de transporte, se suman alimentos y hospedaje. Y otros más que los acompañan, los “asesores o representantes”, el gasto es superlativo. Y gran parte del dinero ha salido del bolsillo del presupuesto público.

 Por eso resulta además de indignante, insultante para millones de mexicanos que los padres de los fallecidos lucren con la muerte de sus hijos. Los corifeos simplemente aprovechan la ocasión, como quisieron hacerlo con el multihomicidio de la colonia Narvarte en el DF, pretendiendo convertir un desagradable homicidio múltiple, en ataque a la “libertad de expresión” por parte del gobernador de Veracruz. No pudieron concretar su felonía, el negocio del desprestigio y lucrar, además, con apoyos gubernamentales en favor de las víctimas de los de occisos. Pronto callaron los delincuentes “activistas”.

El próximo 24 de septiembre, el Presidente de la República, volverá a reunirse con los padres de los occisos, insistirán en sus necias pretensiones de recuperar a sus hijos vivos, quienes ya están muertos. El Presidente, ante tal tozudez, seguramente no podrá decirles que sus hijos están muertos. Solo podrá afirmar que las investigaciones continúan, que el caso no está cerrado, que el gobierno federal continuará apoyándolos y seguirán buscando a sus hijos desaparecidos.

 Mientras otros seguirán lucrando económica y políticamente con la muerte de los 43 a manos del crimen organizado, a pesar de que la ciencia y pruebas de otra naturaleza hayan determinado en un altísimo grado de certeza que los desaparecidos están muertos. Y mientras esto se sucede, cae otro detenido del grupo de los “Rojos”, Gilberto López Astudillo, uno de los principales implicados en la desaparición y muerte de los normalistas.

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