VA PARA TODOS LOS PARTIDOS POLÍTICOS: Héctor Parra

TRAS LA VERDAD

Una vez terminadas las sorpresas de resultados electorales de la pasada jornada, resulta que no fue lo que muchos esperaban, ni tampoco esperaban lo que resultó; se cumplió la voluntad del electorado. Lo cierto que todos los partidos pierden, el porcentaje de votación en algunos casos no llegó al 50% y de este porcentaje la mayoría no llegó a la mitad.

Los partidos políticos –dirigentes y militantes- que lograron el “triunfo” en las urnas, debieran estar preocupados y avergonzados, pero poco les importa gobernar apenas con un 25% del electorado, cuando que el 75% no apoyó a ningún partido. De tal manera, no logro entender el por qué se enorgullecen de los triunfos electorales dirigentes y militantes ¿Será acaso porque manejarán enormes presupuestos públicos y se abren las agencias de colocaciones en empleos que serán pagados por el erario público?

Seguramente que esa es la mayor razón y alegría que los embarga para festejar y alardear los “triunfos” electorales. Por ejemplo, Chihuahua, según su Instituto Electoral, alcanzó una participación ciudadana del 48.55%. De tal suerte que el 51.45% del electorado no votó en esa entidad federativa. De este último porcentaje, quien obtuvo el triunfo lo hizo con el 39.51% del 48.55%, que no alcanza ni la mitad de la lista nominal de electores. El triunfo es por demás raquítico, menos del 25% del electorado. Pero, eso que importan, el sistema de representación proporcional previsto en nuestra legislación lo hace legal, aunque no legítimo.

En Puebla la participación ciudadana, acorde con el PREP, alcanzó el 44.6732%. Más del 55% de las y los poblanos no acudieron a las urnas el pasado domingo. Y el porcentaje con que obtuvieron el triunfo se adjudicó con el 45.3556%; luego entonces, fue un porcentaje inferior al 25% de la lista nominal de electores para arrogarse el triunfo. Por lo tanto la legitimidad con que ganan una elección está muchos más que fuera de toda lógica democrática. Sin embargo, reitero, legalmente se ganó la elección, así lo prescriben los principios de la representación proporcional.

En el estado de Sinaloa sucedió lo mismo. Con una participación de apenas el 44.3129% del total de la lista nominal de electores, se le adjudicó el triunfo al ganador con apenas el 41.2035%. Hubo una abstención superior al 55%. Lo ilógico de lógica en materia electoral.

Bien lo saben los partidos políticos, el juego ¿democrático? vale la pena. Las reglas electorales permiten triunfos con una mínima cantidad de votos y el premio es extremadamente importante: multimillonario. Se trata del manejo de presupuestos públicos enormes que permiten toda clase de usos y abusos en “beneficio” de los gobernados, que para eso se esfuerzan los políticos, para ayudar al pueblo con el dinero del pueblo.

Pero, estimadas y estimados lectores, no vayan a creer que solo esto sucede en México, país del “cuerno de la abundancia”. No. En Suiza alcanzan abstenciones del 50.9%; en Brasil del 58%; en Colombia del 52%; en Portugal del 53%; en Eslovenia del 57% o en Bulgaria superior al 51%.

El sistema de partidos está llegando a su fin y los métodos de elección por mayorías relativas- muy relativas- también se agota, sin embargo en ninguna democracia de otra latitud han encontrado otro método mejor para elegir a sus gobernantes, eso es lo malo. Habrá que continuar con la simulación de la democracia: el poder del pueblo en manos del pueblo.

En México, la situación es más grave, falta crear verdaderas reglas jurídicas que castiguen los abusos para quienes, a pesar de gobernar ridículamente con minorías, llegan a cometer, entre otras cosas, atropellos con el presupuesto público –cleptocracia- y no hay sanción que los alcance. Por eso en todos los partidos políticos hay élites – oligarquía y plutocracia- y solo ellos tienen acceso a gobernar, clases sociales privilegiadas desde la época colonial, que se reacomodaron en los tiempos de la revolución para regresar por sus fueros.

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